Tuesday 19 de March, 2024

SOCIEDAD | 19-09-2015 00:02

Alejandro Burzaco, mudo y furioso con el Gobierno

El ex CEO de Torneos aún no delató a nadie en el escándalo del FIFAgate, pero manda mensajes a propios y a ajenos. Los reproches al kirchnerismo y sus días en la clandestinidad.

Hay muchas versiones periodísticas sobre a quiénes habría involucrado el ex CEO de Torneos, Alejandro Burzaco, frente a la Justicia de Estados Unidos por el FIFAgate. Pero, en realidad, aún no habría dicho nada ni piensa decirlo -contaron a NOTICIAS allegados al empresario-, al menos hasta que sus abogados definan cuál será la estrategia a seguir en el juicio por el que se lo acusa de haber pagado coimas para obtener los derechos de transmisión hasta el 2023 de la Copa América. Es decir, si finalmente termina adhiriendo a la figura del arrepentido o no. Lo que sí se encargaron en su entorno fue de mandar mensajes a propios y ajenos. Según fuentes cercanas a él, está muy enojado con el Gobierno y con la empresa que representaba porque cree que le soltaron la mano.

Hace un mes, Burzaco fue extraditado a Estados Unidos. Estaba prófugo en Italia y aceptó la extradición por consejo de su abogado, Mariano Mendilaharzu. Fue su letrado el que logró evitar la detención en Europa y también en Nueva York, donde está instalado el empresario tras haber conseguido la excarcelación luego del pago de una fianza de 20 millones de dólares. Desde entonces, la prensa del mundo está a la espera de que el ex CEO de Torneos comience a hablar y a dar nombres. Pero eso no lo hizo ni siquiera el viernes 18 en su segunda declaración ante el juez Raymond Dearie. “Todo lo que se dijo es mentira. Burzaco no mencionó a nadie”, juran en estricto off allegados al empresario. Es más, aún no definió si usará la condición de “arrepentido”, porque, explican, “es un arma de doble filo”.

Furioso

Burzaco está muy enojado con el Gobierno, el mismo con el que negociaba constantemente, como mano derecha del fallecido Julio Grondona, los contratos de transmisión de muchos partidos del ascenso y de Primera -con los directivos del Fútbol Para Todos- y que le pagó, hace tres años, 26 millones de dólares por los derechos de televisación del Mundial 2014, de la Copa América 2015 y del Mundial Sub 20.

“Alejandro está furioso porque se abrieron de gambas y lo dejaron solo, cuando era con ellos con los que negoció siempre. También con sus socios en Torneos, porque lo hicieron a un lado, a pesar de que fue gracias a él que la empresa no quebró luego de que los K le quitaran el fútbol”, le confesó un allegado del empresario a NOTICIAS.

Burzaco y sus letrados esperan tener todas las pruebas en su contra y que terminen de definirse todos los pedidos de extradición que aún no se concedieron, incluso la de los empresarios Hugo y Mariano Jinkis, dueños de otra de las empresas involucradas en la causa, Full Play. A estos últimos, el 28 de agosto, el Juez Claudio Bonadío les otorgó la excarcelación bajo una serie de condiciones. “Los jinkis la van a pasar mal. Que rueguen que no los extraditen porque la Justicia norteamericana está en llamas. No van a poder salir del país nunca más”, contó una persona que está en contacto permanente con Burzaco. Todo esto, según calculan los representantes legales del empresario extraditado, durará varios meses. Recién para marzo definirían cómo enfrentarán el juicio. Sobre todo, porque insisten en que “aceptar la condición de colaboración es compleja”. Y agregan: “De hacerlo él se compromete a responder todo y eso puede hacer que le caigan nuevas imputaciones. Y si llegan a detectar una mínima mentira, se cae el acuerdo. Burzaco es considerado como una pieza clave en la causa, eso hace que para la Justicia norteamericana sea más conveniente hacerlo pisar el palito para poder condenarlo”.

Como si esto fuera poco, el jueves 17, el fiscal federal Gerardo Pollicita imputó Burzaco y a los Jinkis por lavado de dinero. Impulsado por una denuncia de la La Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos, Pollicita le pidió al juez Daniel Rafecas varias medidas de prueba.

Días de clandestinidad.

Por estos días, Burzaco recuerda los tensos momentos que pasó durante las dos semanas que se mantuvo en la clandestinidad hasta entregarse, finalmente, a la Justicia italiana.

Cuando estalló el FIFAgate estaba en camino a Suiza, donde iba a presenciar el sorteo para el Mundial de Rusia 2018. Su abogado, Mendilaharzu estaba vacacionando en el exterior con su esposa y al llegar al hotel y prender el celular se encontró con innumerables mensajes y llamadas perdidas del ex CEO de Torneos. El abogado encendió la Tablet, entró en los portales de noticias y entendió todo.

Mendilaharzu voló de inmediato a Italia. Allí, en la clandestinidad, Burzaco lo esperaba. Juntos, pasaron dos semanas. Su abogado solo lo abandonó 24 horas para viajar a Estados Unidos y negociar las condiciones para entregarse. Luego, ambos se ocultaron en la habitación de un hotel, donde pasaron momentos de tensión y miedo, desconectados del mundo: sin teléfono celular ni computadoras. Cualquier artefacto electrónico podía ser rastreado. Cada vez que el ascensor paraba en el piso, o escuchaban pasos en el pasillo, ambos pensaban: “Hasta acá llegamos. Ahora nos tiran la puerta abajo y se terminó todo”. Se quedaban en silencio absoluto, podían escuchar hasta una mosca volar en la habitación contigua. No quitaban la mirada de la puerta, hasta que los pasos se alejaban.

Las noches se volvieron eternas. El sueño era imposible de conciliar, sobre todo, cuando el ruido del ascensor volvía a tensionarlos. El estrés de saber que la policía de todo el mundo los buscaba hacía que los pasos en el pasillo retumbaran en sus cabezas. Ocho días que, para Burzaco, fueron interminables. Y la tranquilidad volvió cuando decidió, por consejo de su abogado, entregarse y aceptar la extradición.

Hoy, Burzaco pasa sus días en Nueva York y mantiene en vilo a dirigentes argentinos y del mundo, porque si él habla, más de uno sabe que recibirá gratis un pasaje a Nueva York, pero solo de ida. Mientras tanto, el empresario espera el juicio en libertad y recibió la visita de varios amigos, de familiares, de su ex esposa y sus hijos. Es más, gracias a una colecta entre sus íntimos pudo reunir el dinero para pagar a sus abogados (Mendilaharzu y los tres norteamericanos) y sus gastos diarios, ya que sus cuentas están congeladas por la Justicia. “Él está tranquilo. Los que no están tranquilos con muchos de los que hoy pretenden adueñar del sillón que ocupó Julio Grondona”, ironizó un familiar del empresario.

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