Si la moda ha sido desde siempre innovación y exceso, las playas locales, en los últimos veranos, han ido en contra de esta tendencia histórica. Tal vez porque lo que se ve sobre la arena es un símbolo de lo que sucede en las calles de las principales ciudades: los aspectos funcionales y prácticos del vestir (hasta lo que se invierte en ropa) le ganan terreno a lo puramente decorativo en la moda.
Desde José Ignacio hasta Mar de las Pampas, lo que se usa hoy sobre la arena es simple, económico y útil. Las prendas se convierten en clásicos y la variación está más en los detalles que en el estilo general.
Ícono. Como el mate, que atraviesa clases sociales y generaciones hasta convertirse más que nunca en “la” bebida nacional, las ojotas son un buen ejemplo de esta tendencia a apegarse a los clásicos. Calzado icónico en tiempo de altas temperaturas, las sandalias creadas por la marca brasileña Havaianas, son un caso de estudio en las escuelas de marketing del mundo. Creadas en la década del '60 a imitación de las chinelas japonesas llamadas Zori, y bautizadas en honor de Hawai, la playa top de la época, las ojotas enfrentaron imitaciones varias y modas adversas sin perder jamás su vigencia.
En el año 2000, explotaron en el mundo. Las celebrities de Hollywood empezaron a usarlas y la etiqueta se transformó en sponsor de los Oscar. Hoy la empresa tiene filiales en los Estados Unidos y Europa. El año pasado vendió 184 millones de pares en el planeta (un promedio de 6 pares por segundo) y se calcula que en su país de origen, Brasil, 94 de cada 100 personas tuvieron un par de ojotas en su vida. Es probable que en la Argentina la cifra sea menor, pero igualmente altísima.
En las playas locales, son el calzado (casi) excluyente.
Las havaianas originales, en los '60, tenían planta blanca y tiras de colores. Los surfistas fueron los primeros en customizar su propios pares: daban vuelta la suela para que toda la sandalia quedara del mismo color. Hoy hay una gran variedad de modelos. La última innovación importante fue afinar las tiras para hacer más femenino y cómodo el calzado. Las propuestas de este año, de tiras finas, tienen colores shocking: naranja, fucsia, verde y amarillo. Pero siguen vigentes las doradas y plateadas, también con tira posterior para sujetar mejor el pie.
Otras prendas. Playa es sinónimo de estilo oriental. En texturas y estampados, la ropa de la India está presente por siempre en el verano. El pareo sigue siendo ícono universal. Práctico, liviano, ideal para días y arenas muy calurosos, tapa exactamente hasta donde cada una desea. La forma “trendy” de usarlo es cubriendo la cola y anudándolo por delante.
También las túnicas cortas o largas (este año se usaron mucho en la ciudad) permiten tapar más centímetros de piel a las que no quieren broncearse o prefieren ocultar defectos.
En cuanto a los trajes de baño, al igual que las ojotas, la bikini triángulo parece destinada a no pasar nunca más de moda. La opción del “bandeaux” está en baja aunque siempre tendrá su costado práctico: broncearse sin marcas. ¿Cola less? Sí, sigue con todo para las más jóvenes, pero se ve mucho menos en las que pasan la curva de los 30 años.
Los varones permanecen apegados a sus bermudas y el short corto no termina de imponerse. La famosa disputa por la sunga o los boxers adherentes parece haber quedado definitivamente “out”.
Para las mujeres, en cambio, chicas o grandes, el short es el mejor amigo. En denim o seda; ajustados, sueltos o formando parte de un “mono” (esa prenda única, tipo enterito), como en los últimos años, se usan de la mañana hasta la noche. En la cabeza, los sombreros blancos también se quedan esta temporada. La única novedad de este verano son las vinchas estilo hippie, sobre la frente. Un accesorio que hacía mucho tiempo no se veía y que sólo puede usarse en esta época.
¿Otros ítems con vocación de eternidad? El animal print, omnipresente. Los buzos de algodón con cierre y capucha. Las musculosas con inscripciones. Las chombas y las camisas a rayas para ellos. Los Ray-Ban, aun cuando los anteojos retro empiezan a plantearles competencia.
Noches de verano. La moda de esta temporada es tranquila y sin grandes novedades, incluso cuando baja el sol. Las plataformas salen a relucir (a pesar de que los zapateros anuncian su decadencia final). También las calzas y los vestidos túnica, con mangas cortas o a la altura del codo. Los modelos en blanco, bordados y románticos son la prenda de este año.
Los jeans son chupines y de tiro alto y los monos siguen con todo. En noches de frío, se imponen los ponchos y las ruanas. Las zapatillas son, aun más que en el invierno, centrales en el look. Colores shocking, suelas contrastantes, estampados, protagonizan el estilo. Hay para todos los gustos.
Este verano, la atención parecería estar más concentrada en el devenir de la política y la economía que en la diversión. La moda refleja este estado de las cosas con pocas novedades, mucha austeridad y consumo racional.
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por Adriana Lorusso
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