"Hay un sector de la Bonaerense que está queriendo marcarle la cancha a María Eugenia Vidal". Con esa frase, un funcionario de máxima confianza de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires le aseguró a NOTICIAS que la relación con la Policía Bonaerense está complicada, aunque controlada.
En tan sólo una semana, la gobernadora recibió una carta de un "delegado" de la fuerza en la que amenazó con quitarles la seguridad a todos los ministerios si ella no restituía las horas extras de toda la policía, los empleados del ministerio de Seguridad de la provincia se vieron obligados a evacuar el edificio tres veces por amenazas de bomba y el titular de la cartera, Cristian Ritondo, ordenó colocar cerraduras electrónicas en el piso de su oficina.
Marcar la cancha. Desde que asumió Vidal, algunos jefes policiales se empecinaron en hacerle sentir a la nueva gestión que los que mandan son ellos. Luego de la increíble fuga de los hermanos Martín y Cristian Lanatta y de Victor Schillaci, así como las torpezas que se cometieron en la búsqueda, obligaron a la gobernadora a ordenar el descabezamiento de la cúpula de la Bonaerense. Como si se tratara de una respuesta, se reavivaron los casos de inseguridad.
Este martes 15, Vidal presentará en la Legislatura bonaerense una reforma que obligará a los cargos superiores al de subcomisario a presentar una declaración jurada de bienes. La gobernadora sabe que podría enfgrentar un nuevo embate de la "maldita Policía" que contamina la fuerza.
"Veremos cómo reaccionan los jefes policiales cuando tengan que presentar declaraciones juradas, porque muchos no van a poder justificar las riquezas que tienen", aseguró un integrante de la mesa chica de Ritondo, y agregó: "Por las dudas, nos estamos preparando".
Otras fuentes oficiales consultadas desmienten que Vidal haya recibido amenazas, aunque también reconocen la existencia del malestar policial.
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