Wednesday 4 de December, 2024

SALUD | 11-04-2016 14:24

Laura Gutman: "Hay niveles muy altos de crueldad materna"

La terapeuta bestseller cree que muchas patologías son respuesta a malas relaciones del bebé con su madre. La ciencia no acuerda. La interacción entre genes, biología y medio ambiente.

Con una activa participación mediática y más de una decena de libros en su haber, Laura Gutman le perdió el miedo a las polémicas. Y también afinó una manera convincente de transmitir su visión y sus interpretaciones de los fenómenos relacionados con la maternidad, la familia y lo que denomina "falta de amor" en los primeros años de muchas personas. Y no se trata en lo más mínimo de una visión amable, sino de una en la que las madres cargan (dice Gutman) con una enorme responsabilidad. Pese a eso, a trasladar sobre los hombros maternos una fuerte suma de culpa, son muchas las celebrities locales que siguen sus consejos como si fueran una Biblia de la puericultura y creen que criar a un hijo sano y feliz es sinónimo de no despegarse de él.

“Mi último libro, Qué nos pasó cuando fuimos niños, es una continuación de los anteriores, donde vuelvo a ver qué pasa con algo que es una realidad lamentable de nuestro tiempo: al nacer no recibimos el caudal de amor, de presencia y disponibilidad materna, de percepción sensorial y de fusión emocional que, como bebés necesitamos de nuestras madres. Pero, para avanzar sobre libros anteriores, en éste exploro el tema del origen de varios desequilibrios emocionales que actualmente son muy comunes y diagnosticados.

Noticias: ¿Cuáles?

Laura Gutman: Problemáticas complejas como la esquizofrenia, el Trastorno General de Desarrollo (el TGD), los TOCs, los brotes psicóticos y otros padecimientos emocionales que generan mucho sufrimiento en las personas.

Noticias: ¿Son frecuentes?

Gutman: Muchísimo. De hecho, los padecen muchas más personas de las que suponemos aunque no tenemos estadísticas adecuadas. De todos modos, me parece que tampoco tiene mucho sentido hacer esos diagnósticos porque, básicamente, sirven para estigmatizar. Y se los usa como excusa para medicar, lo que hace que queden "atontados", sea en el colegio o en su casa. En el caso de las supuestas psicosis, lo explico observando las necesidades no satisfechas de niños que son muy sensibles, cuya madre -por motivos que se originan en su propia infancia- carecen de capacidad emocional para adaptarse a las necesidades de su hijo. Así, ese bebé incomprendido grita, sufre, reclama y se desespera hasta que genera actos que la sociedad "lee" como psicóticos. Y es algo que en realidad pasa -por ejemplo- con chicos que tienen su sensibilidad muy alta y no logran adaptarse a la falta de amor y de verdadera fusión emocional.

Noticias: ¿Y como explica una persona con un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)?

Gutman: De niños no tenemos registro de tiempo ni espacio y los chicos necesitamos repetir conductas y actos para obtener seguridad. Cuando crecemos teniendo una madre imprevisible e impredecible, y desorganizada emocionalmente, los niños buscan lugares o conductas que expresen rigidez y disciplinas para tener tranquilidad y previsibilidad que nos calmen. Así puede aparecer un TOC, que es una respuesta compensatoria a una situación de sufrimiento, sobre todo de inseguridad infantil. Y que no se resuelve con medicación.

Noticias: Esas patologías que describe, ¿tienen un origen común?

Gutman: Esquizofrenia, psicosis, bipolaridad, TGD, TOCs, ADD, etc., me parece que son consecuencias de la crueldad materna. Hay ciertos niveles muy altos de crueldad materna, a los que -siendo niños- no nos pudimos adaptar y luego manifestamos ese sufrimiento como pudimos, aunque el entorno lo nombró como enfermedad. Básicamente podríamos decir que no pudieron adaptarse a lo que su madre pretendía de ellos. En otras palabras, me parece que esas patologías son respuestas inteligentes de la conciencia para adaptarse a situaciones de crueldad materna. Al crecer, las personas organizan realidades paralelas para hacer frente a la vida y sufrir menos.

Noticias: ¿No son útiles los avances en la farmacología para tratarlas?

Gutman: En psiquiatría las opciones farmacológicas no sirven para nada. Solo "calman" a la persona, que no deja de ser psicótica o esquizofrénica. Tampoco en la bipolaridad que, más bien, termina siendo una consecuencia de la medicación. Nadie nace bipolar, sino que son síntomas que las pastillas extreman. ¡Todavía quiero hablar con algún psiquiatra que haya logrado curar a una persona bipolar!

Noticias: ¿En que se basa el método terapéutico que desarrolló?

Gutman: Poco a poco fui creando una manera de abordar a la gente, que llamé biografía humana. Me fui desmarcando mucho de la psiquiatría tradicional y de la psicología. No me importan las teorías tradicionales, porque, a diferencia de ellas, fui percibiendo al niño que cada adulto fue. Mi referencia de base siempre es la criatura humana tal cual nacemos. Mi visión es "niñocéntrica", es decir, para mí tendríamos que adaptarnos a los niños y no al revés. Si los observáramos y nos adaptarámos a sus necesidades, el mundo sería otro.

Noticias: ¿Cómo se sabe que un niño está emocionalmente bien?

Gutman: Es una obviedad discernir si un niño está confortable o no. No importa que vaya a una guardería todo el día, sino que -cuando estén juntos- la madre tenga condiciones emocionales para conectar con su hijo. Si esto no se da, aparecen muchas manifestaciones. Por ejemplo: el bebé se agarra un virus, tiene problemas digestivos, se enferma con frecuencia, llora, se brota, tiene broncoespasmos, etc. Por eso digo que una madre "fusionada" emocionalmente con su hijo entiende intuitivamente el porqué de sus llantos, lo percibe. Pero para poder estar en condiciones de fusionar, primero es necesario habernos podido conectar con la niña que cada una ha sido. Por eso propongo el proceso de biografía humana, como un proceso de indagación personal, despojado de interpretaciones. Para que cada individuo pueda comprender qué le pasó siendo niño o niña y cómo sobrevivió a esas experiencias.

LO QUE NO CIERRA

Leer a Laura Gutman no es sencillo. No porque sus textos sean complejos, sino por todo lo contrario: son extremadamente simples. Para Gutman, la “crueldad materna” es la principal causa de enfermedades y condiciones que, según los conocimientos más modernos de la neurociencia (incluyendo a la neuropsiquiatría y a la neuropsicología) tienen orígenes y desarrollos sumamente complejos. Lo que Gutman menciona como trastornos que se desarrollan debido a la falta de una madre amorosa y presente son, desde el punto de vista de las investigaciones científicas más serias llevadas a cabo por universidades y laboratorios de investigación irreprochables, resultado de un complejo entramado entre genética, biología, evolución, medio ambiente, factores que se retroalimentan unos a otros de manera permanente.

“Nadie nace bipolar, sino que son síntomas que las pastillas extreman”, dice Gutman, en referencia a uno de los trastornos mentales que, justamente, más injerencia tiene la genética.

Yo bien podría, según la “terapia” que propone Gutman, ese método propio que ella desarrolló y se denomina “biografía humana”, ser una de sus pacientes. O mi hijo, que tiene un síndrome de Asperger, uno de los Trastornos del Espectro Autista (TEA, Trastorno Generalizado del Desarrollo, como los sigue denominando Gutman, cuando cambiaron su denominación hace ya dos años). Dentro de estos trastornos figuran el autismo (con sus diversos grados), además de otros tres, que en conjunto afectan a 1 de cada 68 chicos.

Cientos de millones de dólares se han asignado en estos años a estudiar los TEA, porque se los considera una epidemia. Y porque aquellos niños con TEA que nacieron en los '80 (cuando todavía se creía que una mala relación primaria con la madre era el causante de estas condiciones) son adultos que, sin terapias adecuadas (que, en la mayoría de los casos, NO son de tipo farmacológico) y mucha discriminación no pueden (y no saben) cómo vivir en estas sociedades.

Otros, tratados cuando aún son muy pequeños (en lo posible, a partir de los 18 meses) pueden evolucionar hasta tener una vida similar a la de las perosnas “neurotípicas”, o sea, comunes. Hay individuos con TEA o con Asperger que son especialmente requeridos por empresas que aprovechan sus habilidades de concentración en un tema específico, su memoria suprema, su dificultad para asociarse en algo deshonesto y mentir. Sus talentos sensoriales únicos, muchas veces basados en capacidades diferentes para percibir el mundo que los rodea.

Los estudios genéticos indican que hay ciertas alteraciones que se repiten en los chicos con TEA, otras investigaciones hallaron que las conexiones neurales en sus cerebros son diferentes a las de las personas comunes. Además, también se sabe que el medio ambiente influye en la evolución de estas bases biológicas y hereditarias. Y es por eso que las terapias, establecidas médicamente, y por parte de especialistas provenientes de diferentes ramas de la medicina son tan importantes para estos chicos.

Mi hijo es maravilloso. No tiene una enfermedad, sino una condición (no lo digo yo, como madre negadora, como imagino podría pensar una ferviente seguidora de las teorías de Laura Gutman, sino la ciencia a nivel mundial) que le regala virtudes que yo, desde mi ser neurotípico, no acierto a experimentar, y que solo puedo comprender y tratar de imaginar. Lo mismo dirá cada madre de su hijo con TEA.

Estos trastornos son solo un ejemplo que tomo en esta nota para poner en contexto lo limitada que es la teoría Gutman. Hay trastornos genéticos que no se tratan ni curan responsabilizando a la madre, como la esquizofrenia o la bipolaridad, sino haciendo estudios neurocientíficos y apoyándose en buenos psiquiatras y psicólogos cognitivos que trabajen en conjunto.

La mente humana es mucho más compleja de lo que la teoría Gutman imagina. Tanto, que recién comenzamos a conocerla con cierta precisión.

por Enrique Garabetyan

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