Multifacético capocómico. Dos palabras esdrújulas que sintetizan a Martín Bossi. No va a gustarle que lo llamemos “capocómico” a la ligera y lo pongamos en el mismo pedestal que Pepe Biondi, Tato Bores o Alberto Olmedo; porque mantiene la humildad, no se siente parte de esa elite. Y, sin embargo, en una era en la que los grandes comediantes son una especie en vías de extinción, Bossi canta, baila, actúa, imita, monologa, escribe, produce; es el nuevo paradigma del artista todo terreno aplicado al campo del humor.
Pero abajo del escenario, hay en él algo de payaso triste. Una emotividad inesperada, una nostalgia que lo conecta con la gente. Se abre fácil a la confesión y habla de crisis espiritual, de un cierto vuelco místico, de la madurez y el miedo a la muerte. Todo eso que le pasa por dentro encuentra su camino hacia el escenario en “Bossi Big Bang Show”. Este nuevo espectáculo combina una profundidad al borde del perogrullo con un despliegue digno de Broadway. La banda, dirigida por Manuel Wirtz, intachable. Y arranca el aplauso generoso de un público que lo adora.
Noticias: ¿De qué trata el nuevo espectáculo?
Martín Bossi: Es realmente una evolución en mi vida, está a la medida de lo que soy, de todo lo que viví. Este show no tiene que ver con una necesidad de ego personal, de decir “miren cómo imito”, está hecho para la gente. Después de trece años durante los cuales viví muy bien, pero también padecí el medio y me hice adicto a los estímulos, este espectáculo es una caricia al alma, porque se trata de plantear cosas: hablo del silencio, de los estímulos, del amor, de la incomunicación. Trato de rescatar lo mejor del pasado -los viejos olores, los viejos colores- no como una forma de decir que todo tiempo pasado fue mejor, sino como una forma de llegar a la gente. Si mis espectáculos anteriores eran un despliegue de ego, este está al servicio de la gente.
Noticias: Cuéntenos sobre esa adicción a los estímulos.
Bossi: Nunca necesité cocaína ni ninguna otra droga, ni alcohol, para estar fuera de mi. Me ahorré toda esa plata y me las ingenié para generarme el mismo efecto yo solito: estímulos, teléfonos celulares, teniendo una novia y peléandome y reconciliándome, jugando al fútbol… Siempre quería más. Cuando estás vacío, te llenás la vida con eso.
Noticias: ¿Qué lo llevó a este cambio estético?
Bossi: Mirar lo que sucedía alrededor y preocuparme. Detesto cuando me preguntan “cuántos personajes hacés, cuántas imitaciones”, es una mirada tan poco profunda. Sí, en el primer número musical hago a quince cantantes, pero no solo sus voces: me visto de Rod Stewart, de Louis Armstrong, de Axl Rose, de Michael Jackson, de Frank Sinatra; no es solo una imitación, es una crítica al hecho de que se ha perdido el estilo propio. Esa gente tenía estilo propio.
Noticias: ¿Escribe sus propios monólogos?
Bossi: Trabajo con Emilio Tamer, el mejor dramaturgo argentino del momento, me pongo muy firme al decir esto. Él escribe sobre las cosas que me pasan a mí, que soy un tipo muy común, al que le pasan cosas comunes. Eso produce una fuerte identificación social con el público. No ando con un habano en la boca y flotando a veinte metros del piso. Pero más allá de eso, me dejan, sufro por amor, erro goles, le tengo miedo a la muerte. Fue una mala noticia, porque pensé que actuar me iba a salvar hasta de morirme.
Noticias: ¿Si? ¿Se creyó inmortal?
Bossi: Cuando estaba más al palo me creía tan omnipotente que pensé que Dios no me iba a hacer envejecer, ni siquiera. Hasta que me ví canas, me rompí una rodilla, y dije “uh, a mí también me toca”. El ego y la omnipotencia ya pasaron. Descubrí que, si me muero, ustedes van a hacer una linda nota de dos páginas y atrás va a aparecer Francisco De Narváez en su yate o Wanda Nara abajo de una cascada diciendo “creo en el Papa Francisco”, y el mundo va a seguir andando sin mí.
Noticias: ¿Por qué nos quedamos sin capocómicos nacionales?
Bossi: En realidad lo que cambió es el mundo. Perdimos la magia y nos dejamos de escuchar. Vivimos hiperconectados con los demás, pero no nos miramos para adentro. Ya no hay tiempos para que se desarrolle un capocómico. No hay tiempo para que surja un Tinelli. Si hoy nace Tinelli, o una Susana, no surge. Antes tenías que levantarte para cambiar de canal, hoy le disparás a veinte metros con el control remoto. Tenés cientos de canales de cable, más las redes, el iPhone, YouTube, mp3, mp4, mp5, mp6… Estamos en una etapa de posmodernismo caracterizada por la segmentación en pequeños nichos.
Noticias: Estuvo filmando una película sobre la vida de Alberto Olmedo, pero se suspendió el rodaje ¿Qué pasó?
Bossi: Pasó que es cine argentino. Cuesta mucho hacer una película muy grande. Hubo un desfasaje económico en la producción, quedaron deudas -que se están pagando, porque hay voluntad- y le pido a Dios que terminemos ese proyecto. Amo a la familia Olmedo, me abrieron una puerta muy grande. Necesito terminarla por respeto al “Negro”, como un homenaje a mi papá -que ya no está- y porque la gente se merece saber cómo era ese señor fuera de cámara.
Noticias: ¿Qué se siente ponerse en la piel de Alberto Olmedo?
Bossi: Es un flash, loco. Me pasa cuando lo homenajeo en el teatro, salgo a escena caracterizado y la gente aplaude de pie. No me aplauden a mí, aplauden al personaje.
Noticias: ¿No pega en el ego que estén ovacionando la figura de otro?
Bossi: ¡No! Al contrario. Toda mi carrera me aplaudieron por representar otras cosas. Solo que ahora no soy Olmedo. Soy yo haciendo de Olmedo y la gente lo sabe. Todos tenemos un Olmedo en el corazón y el que yo muestro es el mío.
Noticias: Tiene fama de seductor. ¿Cómo anda de amores?
Bossi: Desde los quince años, nunca estuve solo. El secreto de mi humilde éxito es precisamente que no se sepa. Tengo que ser una hoja en blanco. Nunca ví un gran actor al que le digan “ah, te sigo desde que estabas casado con Fulana” o “te separaste y te dejé de ver”. Hay gente que hace de la vida personal un arte. Yo no lo sé hacer. Me copa mantener esa parte de mi intimidad para mí. No me cuesta abrirme, hablar de que tuve una crisis espiritual que apenas me podía levantar de la cama. Pero sobre las mujeres, prefiero mantener el misterio.
Noticias: Otra vez la crisis espiritual... ¿cómo fue eso?
Bossi: Entré en una crisis donde me quedé muy solo de mí. No hay nada peor que estar haciendo una cosa y pensando en otra; y salir corriendo a hacer otra cosa que no vas a disfrutar. Me había ido a la mierda, había dejado de vivir en el momento. En un medio que te sacude tanto como el artístico, es complicado mantenerse en pie. Algunos lo han pagado con su vida: Jim Morrison, Kurt Cobain, Gilda, Nino Bravo, Rodrigo, Amy Winehouse (y no me estoy comparando, eh).
Noticias: ¿Cómo lo superó?
Bossi: Con la ayuda de Dios.
Noticias: ¿Es un hombre de fe?
Bossi: Fui muy creyente de la boca para afuera, hasta que Dios me dijo “che, pelotudo… te dí todo y no ves nada, salame…, ya tenés las minas, el teatro lleno, conociste a Maradona, trabajaste con Tinelli… acá está la factura, ahora devolvé”. Y me salvó, porque no podía seguir. Llegué a lo que quería llegar y me dí cuenta que no me servía de nada ¡Estaba más solo! Entonces, empecé a hacer trabajo solidario, a ayudar a chicos, a colaborar con comedores. Fui un tipo muy miserable, pero hoy puedo mirar a los ojos y ayudar al prójimo.
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