Por primera vez , este año, en “Bailando por un sueño”; Juana Viale ha demostrado que tiene un talento concreto. O, mejor dicho, una predisposición concreta. Esto es, una cierta habilidad natural para seguir el compás con el cuerpo. Cierta flexibilidad y elegancia en los movimientos. Con el tiempo y la formación correspondiente, esta predisposición podría traducirse en una competencia comprobable en la danza. Un “talento”.
Su belleza, en cambio, es mucha e indiscutible. Aunque no alcanza para explicar su destacado lugar en el mundo de las celebrities. Hay muchas chicas tan bellas como Juana que no logran, ni por casualidad, siquiera un lugarcito en el disputado territorio del showbizz.
Las habilidades de Juana para la actuación no parecen muchas. O no han encontrado todavía ese papel a medida que algunos actores esperan toda la vida. En cine, teatro o TV, Juana Viale la mayor parte de las veces sólo “cumple” y otras tantas, ni siquiera eso.
Y aunque tiene fama de chica “it”, mal le iría a la mujer que intentara copiar su estilo. Cuando se apagan las luces de los flashes, Juana no se saca nunca el jean dos talles más grande ni la humilde cola de caballo. La moda no se hizo para ella. Su abuela se lo reprocha y su madre trata de remediarlo prestándole ropa que ella luce sin ganas y sin gracia.
Su simpatía natural (esa que tanto alaban los que la conocen en la intimidad) es una entelequia, algo que uno sólo puede imaginarse. Y si bien Juana ya no se dedica a hacerle “fuck you” a fotógrafos y periodistas, aún hoy (que ya es bastante grandecita) se da el lujo de no abrir la boca ante el mismísimo Marcelo Tinelli.
¿Qué tiene esa chica? ¿Cuál es el secreto de su éxito? No mucho. Hermosura y el aura heredada de una abuela que sí es talentosa. El gran fenómeno de un marketing azaroso: parece misteriosa, inteligente, superior cuando tal vez sólo sea tímida, aburrida y poquito superficial.
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por Adriana Lorusso
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