Los viajes protocolares son afrodisíacos del poder para Mauricio Macri. Y así funcionan. Hasta ahora cada salida al exterior fue una carga energética no sólo para el Presidente sino para todos sus acompañantes circunstanciales. Argentina para el mundo es ahora rubia, alta y de ojos celestes. Y es recibida con todos los honores que se merece. Afuera no hay reclamos ni grietas. Es todo expectativa.
Y la visita a Washington, aunque con bemoles (Donald Trump hizo sentir su poderío en cada gesto y en cada minuto del encuentro tanto en público como en privado), no fue la excepción. Pero sí puede tener un condimento especial.
Porque dicen que desde afuera se ve más claro. Y quizás se necesite esa distancia para que los habitantes de la Casa Rosada empiecen a tomar nota de que el colapso financiero y político de Santa Cruz puede ser la punta del iceberg de la crítica situación de muchas provincias que hoy por hoy están siendo fiscalmente inviables. “Todos se acuerdan del helicóptero pero el inicio del fin de De la Rúa fueron los Patacones de Ruckauf”. La frase es deslizada por alguien que no tiene cargo pero sí mucho peso en la cabeza presidencial. Y que sabe que no son pocos los gobernadores que advierten por lo bajo que pueden apelar a a emisión de cuasimoneda si el repunte económico no permite aliviar la carga que hoy sostienen todas las provincias.
Desde ya que Santa Cruz es la peor de todas. Mientras el déficit promedio es del 6%, la provincia madre del kirchnerismo nacional arroja un tendal del 18% que la ubica literalmente en un lugar que limita con la inviabilidad.
Los márgenes de maniobra son mínimos. Mientras los sueldos en San Luis representan el 30% del gasto, en Santa Cruz son el 80%. Es por eso que la crisis pasa instantáneamente de lo financiero a lo político y social: el 80 por ciento del gasto son personas de carne y hueso. Si bien Alicia Kirchner no hizo nada para evitarlo, tampoco se llega a los escombros de Babilonia en cuestión de meses... Claramente Macri tendrá que resolver si interviene o si sale al salvaje. La discrecionalidad del manejo de los fondos a las provincias se redujo muchísimo bajo la actual administración pero favores siguen existiendo. El preferido de la Casa Rosada es por lejos Gerardo Morales. El 20% del gasto de Jujuy está solventado por transferencias discrecionales. El gobernador tiene bastante con Milagros Salas como para que además se le sume cualquier otro caldo de cultivo, así que en eso la Casa Rosada es consecuente con sus objetivos.
Con un nivel de déficit parecido pero con otras herramientas políticas están Rio Negro, Neuquén y Chubut. A ninguna le llegó oxígeno discrecional.
Obvio que la crisis fiscal que es general e inauguró un festival de bonos provinciales que son la perla del mercado financiero local. No queda nadie casi sin endeudarse. Buenos Aires, lejos, lleva la delantera pero también tiene con su recaudación diaria la espalda suficiente para sostener la fiesta.
Intervenir o ayudar. That is the question, Mr. President.
por Nancy Pazos
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