***1/2 La estancia de Paul Gauguin en Tahití es uno de los episodios más ricos de la historia del arte. El film cuenta –de una manera bastante romantizada, por cierto, casi una estampa popular– ese período en la vida de uno de los referentes del expresionismo. Es también la fábula sobre el “buen salvaje”, y sobre la vocación artística, aunque por momentos hay un dejo de “billikenismo” dando vueltas alrededor de la performance de Vincent Cassel. Cuando se acerca más a la ficción resulta más interesante.
por Leonardo D’Espósito
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