La pelea entre los hermanos Rodríguez Saá fue tan picante que hasta a un pugilista reconocido como Guillermo Moreno le pareció demasiado. “Les pido que la semana que viene se den un abrazo fraterno, se unan, se amen y vayan juntos a la tumba de su mama y de su papá a decir que nunca más van a pelear en público”, les recomendó con énfasis el ex funcionario K. Pero al menos por ahora su ruego no fue escuchado.
Es que la sucesión por la provincia de San Luis está al rojo vivo entre los dos hermanos. Alberto (el gobernador) quiere reelegir, pero Adolfo (el senador) buscar ocupar ese lugar. La relación venía tirante, pero la última semana explotó: hubo agresiones personales y hasta una hermana que se metió en la interna. “Se tomaron el Estado provincial como un bien hereditario”, protesta Claudio Poggi, el ex gobernador puntano que ahora es senador por Cambiemos.
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Pelea. La tensión escaló el 6 de febrero en la sede provincial del Partido Justicialista cuando se cruzaron los militantes de Adolfo y Alberto. Hubo forcejeos, gritos y enojos. El senador, presidente del partido en San Luis, había llegado con su gente a primera hora de la mañana. Pero por la tarde, agrupaciones que responden a Alberto se acercaron al mismo lugar con el gobernador. Fue un caos.
Adolfo volvió a la oficina y le dedicó un video que publicó en sus redes sociales: “Una vez más el Alberto atropella al pueblo de San Luis. Ejerce la violencia física y psicológica. ¿Cuál es el problema? ¿Tienen miedo a dejar el poder?”, dijo el senador. Y sin medias tintas, como estilan los Saá, terminó el video con un fuerte compromiso de campaña: prometió casas, trabajos y ayudar a formar familias con valores. “Durante mi Gobierno vamos a vivir en paz, libertad y felicidad. Los quiero mucho, desde lo más profundo de mi corazón. San Luis volverá a ser feliz”, concluyó.
Ante la ausencia de respuestas de su hermano, Adolfo apostó al golpe bajo: “Esto que estoy viviendo me provoca mucho dolor. Ver a un hermano agrediéndome por miedo a perder una elección. No es lo correcto”. Y agregó: “Esto nunca ocurrió. Mis padres me enseñaron a tener valores, a ser un buen hermano, a proteger a la familia, a ayudar al prójimo. No es lo que aprendimos desde chicos. Juntos logramos muchos éxitos. ¿Por qué no reflexionás?”.
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El gobernador no respondió. Pero quien sí lo hizo en su lugar y por primera vez fue Zulema, la única de las tres hermanas de Adolfo y Alberto que participa en política.
Amor de hermana. Zulema trabaja junto al gobernador. En San Luis nunca le faltó trabajo: fue concejal, viceministra de Inclusión Social, secretaria general de la gobernación y directora del Diario de la República. Ahora, es la encargada de contestarle al senador ante el silencio de Alberto.
Y para pelearlo lo hizo con sorna: repitió en su cuenta de Facebook todo el speach familiar que había lanzado Adolfo en el video sobre los valores de sus padres y le hizo algunos agregados: “Ver a mi hermano mayor agrediéndome, riéndose de mí, no es lo correcto”. Luego firmó su comentario con ironía: “Tu hermana que te quiere”. Horas después se arrepintió de haberse metido en la discusión y borró el mensaje. Ya era tarde.
Las peleas de los Rodríguez Saá no son nuevas, pero por primera vez se inmiscuyeron en el ámbito más personal de la familia. Sus formas nunca dejan de sorprender, aunque con escenas dignas de “Los tres chiflados” logran su cometido: que el foco se concentre sólo en ellos.
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Son los únicos protagonistas de la escena política puntana, mientras los dirigentes opositores intentan disputarles el lugar.
Para Poggi, el dirigente de Cambiemos, “estamos viviendo el final de un régimen político”. Pero para otros sólo se trata de otro capítulo de locura de la serie que protagoniza la familia real puntana. Tal como decía Juan Domingo Perón sobre los justicialistas, los Rodríguez Saá también son como los gatos: no se pelean. Se reproducen.
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