Represión en la marcha de los miércoles (Sergio Piemonte)
La memoria de 2024 en las fotos de los reporteros gráficos
La 36 muestra anual de Fotoperiodismo Argentino reúne más de 150 imágenes que reflejan el pulso social, político y cotidiano de 2024.
En tiempos de saturación visual y relatos moldeados por algoritmos, el fotoperiodismo conserva un poder insustituible: el de mirar con humanidad. La 36ª Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino, organizada por la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), vuelve a recordarlo con contundencia. Más de 150 imágenes, seleccionadas entre unas 2500 enviadas por profesionales de todo el país, conforman un recorrido visual por los hechos más significativos del 2024: las protestas políticas y las huellas de la crisis social, pero también los destellos de vida cotidiana, cultura y naturaleza.
Montada en la Casa de las Madres, en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA), la exposición no solo celebra 36 años de trabajo colectivo, sino que reafirma el compromiso de una generación de fotógrafos que sigue poniendo el cuerpo (y la cámara).
La mirada colectiva
Cada año, la muestra funciona como un gran mosaico visual del país. Un ejercicio de memoria construido por decenas de reporteros y reporteras que, desde distintos puntos de Argentina, registran lo que ocurre en la calle, en los estadios, en los escenarios y en la vida cotidiana. “Cada muestra es única y necesaria como memoria histórica del período que la atraviesa”, explica Sebastián Vricella, presidente de la asociación.
La selección de las 150 imágenes que integran esta edición fue resultado de un proceso colectivo y anónimo. El comité estuvo integrado por Alejandra Bartoliche, Osvaldo Marcarian, Germán Adrasti, Caro Dumas y Marta Strasnoy. “Fue un trabajo arduo: había fotos excelentes, muchas repetidas, y discutimos bastante para decidir cuáles merecían estar. Pero coincidíamos en algo: cada foto documenta un hecho y, al hacerlo, se vuelve parte de la historia”, cuenta Strasnoy, primera fotorreportera argentina.
Para Vricella, ese espíritu de colaboración es lo que distingue a la muestra de otras en el mundo. “Todo registro periodístico es autoral, pero el rasgo que nos define es la construcción colectiva. En la muestra, la pluralidad de miradas prima sobre la visión individual”, sostiene. Más allá de los temas que dominan la agenda pública, lo que persiste, como una constante en cada edición, es la intención de documentar. De dejar registro, incluso cuando el contexto desafía la continuidad del oficio. “Cada foto está documentando el acontecimiento que sucede en el momento. Esa es la función del reportero gráfico y la importancia es mostrar una realidad que después queda en la historia”, marca Strasnoy.
El pulso del año
“Las emociones que predominan en esta edición son la bronca y la resistencia”, analiza Guido Piotrkowski, reportero gráfico e integrante de la comisión directiva de ARGRA. Sus palabras sintetizan el clima que atraviesa buena parte de las imágenes elegidas para la muestra, especialmente aquellas que registran las manifestaciones de 2024 (las marchas contra la Ley Ómnibus y las protestas de los miércoles de jubilados), escenas que se fueron multiplicando a lo largo del año y marcaron la agenda pública.
Por primera vez, el comité organizador abrió una convocatoria especial para reunir fotografías vinculadas con esos episodios, por fuera de las categorías tradicionales. “Se recibieron un montón de fotos, y una parte de esa selección se exhibe en un mural y otra en proyección”, explica Piotrkowski. “Verlas todas juntas es muy impresionante: reflejan un momento que fue el comienzo de algo que todavía continúa”.
Junto con esas imágenes de tensión social, la muestra incluye retratos íntimos, registros culturales y paisajes de distintas provincias. La variedad temática y estilística reafirma la amplitud de miradas que caracteriza al fotoperiodismo argentino, capaz de combinar testimonio, sensibilidad junto a una vocación de archivo.
El oficio en transformación
En tiempos de inteligencia artificial, cámaras de celular y redes sociales, el lugar del fotoperiodismo se redefine sin perder vigencia. La muestra de este año da cuenta de esa tensión entre inmediatez tecnológica y mirada humana. En un contexto donde cualquiera puede capturar una imagen, el desafío pasa por mantener la calidad, el sentido y la ética del registro. “Nuestro valor agregado no es la construcción de un relato impuesto mediante tecnología, sino el testimonio directo”, explica Vricella. Lo que el público verá, agrega, es esa “mirada humana” que convierte a la fotografía en un lenguaje visual esencial.
Más allá de la técnica o de las herramientas, lo que se pone en juego es la posibilidad de contar el presente desde la experiencia, el compromiso y la sensibilidad. En ese gesto de mirar, registrar y compartir se condensa la esencia de un oficio que, más de tres décadas después, sigue siendo una forma de memoria activa.
La muestra podrá visitarse hasta el 20 de noviembre, con entrada libre y gratuita. Además, en el marco de la Noche de los Museos, el sábado 8 se proyectarán trabajos multimedia, y el 12 habrá una charla-debate sobre fotoperiodismo con la participación de Taty Almeida y Sebastián Vricella. En todos los casos, una invitación a mirar con atención en un tiempo que todo lo acelera.
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