Este año el periodista Hernán Panessi se abocó a la digitalización de archivos televisivos de distintas épocas, especializándose en programas de canales que transmitían contenido de cultura pop y animación en décadas pasadas. Una “cacería” de material audiovisual, en formato VHS, que el redactor emprendió con compromiso y constancia a lo largo de las semanas.
Recientemente, el escritor de “¡Porno Argento! Historia del cine nacional Triple X” (Ed. Cuarto Menguante) y “Periodismo pop”(Ed. Bigote Falso) participó del ciclo VHS Fest, en el espacio Noir Cine y Películas de Palermo, en el que proyectó parte de esos tesoros de la pantalla chica. Entre la selección de material para el evento, se pudo visualizar el ciclo “Cuentos de terror” de Alberto Laiseca que la señal I-SAT emitía a la medianoche, entre otras curiosidades.

En redes sociales, la difusión de este encuentro nostálgico y generacional provocó una nueva aventura investigativa en el periodista. Unos días después del encuentro, Panessi fue contactado de nuevo por el reducto palermitano. “La gente de Noir me dice ‘mira, nos donaron este material en VHS, tal vez te sirve. Son unas cuantas cajas’", rememoró, en diálogo con Noticias, y confirmó que decidió traer esos paquetes llenos de casetes a su hogar para su clasificación.
“En las cajas había unos VHS repetidos: trabajos documentales de la ESMA, Derechos Humanos, década del setenta, dictadura militar y demás. Ese material repetido estaba dirigido por Magdalena Ruiz Guiñazu. Uno tiende a pensar que deben ser copias de algún productor o alguien involucrado en el documental”, relató Panessi y detalló: “Acomodando, encontré unas apreciaciones del material, que me llamaron la atención porque eran anotaciones muy profesionales y observaciones muy concretas”.

En ese punto, Panessi intuyó que esos viejos casetes y anotaciones habían pertenecido a Ruiz Guiñazú, que debiá tener el habito de escribir señalamientos en diversos papeles que tenia a mano. “Me puse a buscar como era la letra de Magdalena, para cotejar con esos textos que estaban ahí. Encontré que las letras eran muy parecidas y después lo terminé de confirmar, cuando veo unas invitaciones personales a casamientos y eventos, hasta hojas membretadas con su nombre y demás. Ahí confirmé que esa letra era de ella”, destacó.
La anecdótica historia no termino allí, la investigación debía tener un cierre. Panessi seleccionó todo el material “heredado” y decidió contactarse con la familia de la periodista fallecida en 2022. “El material más sensible se lo di a sus hijos, así que lo custodian ellos”, comentó, mientras que el resto de los archivos audiovisuales se van a digitalizar para ser subidos al canal de “FAN el programa” en YouTube. “Cruzarte con una cocina tan íntima de laburo de una periodista profesional clase A, me movilizó muchísimo”, reconoció Hernán Panessi.

Sin lugar a dudas, Magdalena Ruiz Guiñazú fue una de las figuras más emblemáticas del periodismo argentino, reconocida por su trayectoria en radio, televisión y prensa escrita, así como por su compromiso con el ejercicio ético de la profesión. Se destacó desde joven en redacciones y estudios, llegando a convertirse en referente de la crónica social y política en medios como Radio Mitre, donde condujo su ciclo clásico "Magdalena Tempranísimo". Su estilo serio, reflexivo y respetado la transformó en interlocutora habitual de presidentes, figuras culturales y líderes de opinión durante décadas.
El presidente Raúl Alfonsín la convocó para integrar la CONADEP,el organismo que investigó los crímenes de la última dictadura cívico-militar y que elaboró el histórico informe “Nunca Más”, piedra angular del Juicio a las Juntas. Su participación representó un compromiso inusual para una periodista, y su presencia ayudó a legitimar socialmente el trabajo del organismo gracias a su prestigio profesional.

También obtuvo numerosos premios a lo largo de su carrera, entre ellos el María Moors Cabot, otorgado por la Universidad de Columbia y recibió múltiples Martín Fierro, Konex y distinciones de instituciones culturales y de prensa. Fue, durante décadas, un símbolo de la defensa de la libertad de expresión y la ética periodística. Su voz se convirtió en sinónimo de periodismo serio en una etapa de fuerte transformación mediática en Argentina, impulsando temas sociales como derechos humanos, violencia de género y educación, lo que le valió reconocimiento entre colegas y múltiples distinciones profesionales.















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