Pedro Mairal. (Néstro Grassi)

Pedro Mairal: “Los adolescentes tienen una sensación de indefensión y descontrol muy grande”

Después del éxito de “La uruguaya”, su nueva novela, “Los nuevos” se mete en el mundo chicos y su desamparo. Historia familiar y vida como músico.

La publicación de una nueva novela de Pedro Mairal, después del suceso internacional de “La uruguaya”, es una noticia importante en el mundo editorial y literario. Innumerables ediciones en idiomas diversos y una película también exitosa, la convirtieron en un fenómeno poco frecuente en estos tiempos de lecturas escasas.

El nuevo libro se llama “Los nuevos” y lo separan 9 años de esa novela inolvidable. En el medio, pasaron cosas. Un libro de poemas (“Pornosonetos”) y tres compilaciones de texto de no ficción y relatos (“Maniobras de evasión”, “Breves amores eternos” y “Esta historia ya no está disponible”). Además, desde hace 5 años el escritor se instaló en Uruguay con su familia y, según confiesa, está más tranquilo y contento. “Buenos Aires está muy cerca. Cuando extraño, vengo”, le cuenta a NOTICIAS en una charla en la que habló de su último libro, de su familia de origen y del dolor de ser adolescente.

Porque los personajes de “Los nuevos” son tres chicos de clase media, aislados por la incomunicación con sus padres, que solo encuentran entre sí el soporte para encaminarse a la adultez. Su sufrimiento interpela a la soledad de cada uno de los lectores, hijos o padres, y nos recuerda cuán difícil fue crecer.

Aquí lo mejor del diálogo que mantuvimos con Pedro Mairal.

Noticias: ¿Cómo es escribir lejos de Buenos Aires?

Pedro Mairal: Emocionalmente no te vas de Buenos Aires. Como en el poema de Borges: “Las calles de Buenos Aires/ ya son mi entraña”. Está siempre. Sigo aquí literariamente.


Noticias: “Los nuevos” es una novela muy dolorosa por la incomprensión total de los padres que no pueden dialogar con los chicos. ¿Hubo una intención de su parte de mostrar esta incomunicación?

Mairal: Sí, es deliberado. Y así como están “los nuevos”, los jóvenes; están “los viejos”. Fue deliberado mostrar esa incomunicación, ese silencio, algo que está roto entre las generaciones.

Noticias: Otro dato es que son padres de clase media alta que están mucho más preocupados por lo que le pasa a su dinero y a su lugar social que a sus hijos. ¿Algo de esto tiene que ver con su propia historia?
Mairal: No, yo tuve padres muy presentes. Y tampoco podría decir que así es mi relación con mis hijos. Sí me parece que hay algo de cierta vulnerabilidad en los tres personajes que sentí de alguna manera. Pero yo me hice escuchar en mi familia y a ellos no les quedó más remedio que escucharme.

Noticias: Su padre (Hécto Mairal) es un abogado muy prestigioso. ¿Había alguna idea en su familia de que usted siguiera ese camino profesional?

Mairal: Por suerte mi hermana más grande recogió la bandera del derecho y eso alivió un poco. Había sí un mandato de seguir una carrera universitaria tradicional. Entonces me anoté en Medicina pero fracasé antes de empezar, en el Ciclo Básico. Biología, Química, Matemáticas me derrotaron por completo. Esto lo cuento siempre y es muy vergonzoso. Yo seguía yendo a la facultad, a pesar de que ya no estaba cursando. Iba a la cafetería para simular que salía de casa, porque no me animaba a decir que había abandonado la carrera. Fue horrible, viví casi un año en esa mentira. Vivir adentro de una mentira es una cosa tóxica. Pero se destapó la olla porque por un hijo de una amiga de mamá que iba conmigo a Matemáticas descubrió que yo no estaba cursando. Fue fea la confrontación, la revelación de esa mentira. Yo quería estudiar Letras. Pero no era una carrera posible en mi casa. En esa época estaban dando la película “La sociedad de los poetas muertos”. Ahí hay un chico que se suicida porque no lo dejan estudiar teatro. Entonces les dije a mis viejos que tenían que verla. Que era importante para mí. Y volvieron pálidos del cine, diciendo: tenés que estudiar lo que vos quieras. Una psicopateada muy tremenda, pero funcionó. Y mi viejo me dijo algo que nunca me olvidé: "mi padre me hubiera dicho que es una carrera para mujeres, pero yo no te lo digo”. Esa fue su frase. Yo me metí a estudiar Letras y me inventé a mí mismo. No había una figura familiar en relación con el arte. No existía eso en mi familia. El arte era el hobby de fin de semana. Tenía un abuelo músico, otro que pintaba, pero los fines de semana.

Noticias: ¿Eran todos abogados en la familia?

Mairal: No, solo mi viejo. Mi abuelo paterno había hecho la carrera diplomática y fue embajador. Mi otro abuelo era músico pero muy frustrado. Nunca siguió la carrera musical. Se dedicó a a arruinar todos los negocios que tocó. Un tipo muy amargado.

Noticias: ¿Y terminó la carrera de Letras?

Mairal: No, porque gané el Premio Clarín de novela (con “Una noche con Sabrina Love”). Tenía 28 años. Antes de dar los últimos tres exámenes me gané el premio. Dí un poco de clases como adjunto de la cátedra de Literatura Inglesa, pero no me interesaba crecer en el mundo académico. Me di por recibido con ese premio.

Noticias: Un premio así frente a unos padres que tuvieron dudas de su elección, es una gran revancha.

Mairal: Además era un montón de plata. Era el “uno a uno”. Los 50.000 pesos del premio eran 50.000 dólares. Eso me ayudó a arrancar a arrancar mi vida.

Noticias: ¿Y ahora están orgullosos de usted?

Mairal: Sí. Más allá de las dudas familiares, estaban orgullosos. Entre orgullosos y preocupados. Es una familia donde no hay artistas, entonces la exposición del arte, el hecho de usar la vida y las anécdotas familiares para escribir y exponerte siempre fue muy inquietante. Me respetan, me vienen a ver, me leen y me comentan. La verdad es que terminó siendo algo que entendieron bien y que apoyan.

Noticias: ¿Sigue haciendo música?

Mairal: El año pasado terminamos un disco con Rafael Otegui, con el dúo “Pensé que era viernes”. El disco se llama “La vidita”. Ya está en Spotify y el tema que le da título al disco es una zamba que escribimos para la película “La uruguaya”. Yo toco la guitarra y compongo temas. En “Los nuevos” hay tres canciones. Y hay un código QR al final que te lleva a un ensayo de ellos tres que fabriqué con músicos. De alguna manera en esta novela se cruzan por primera vez el músico y el escritor. Me da mucho pudor decir que soy músico. La música está muy presente en toda la novela. Y de hecho funciona para los personajes con toda esa incomunicación que tienen. La música es una especie de contrabando de emociones.

Noticias: Este libro tiene un mensaje final inquietante. “Los nuevos” son los que no tienen “callo”, pero la vida ya les va a hacer el “callo”. El sufrimiento alcanza a todos.

Mairal: Ese pensamiento lo tiene el personaje de Pilar cuando ve el cuadro “Adán y Eva” de Durero. Los ve tan nuevitos, saliendo al mundo. Adán y Eva tienen 18 o 19 años. Ella se siente reflejada en ellos. Le dan ganas de cuidarlos, de advertirles. Se están metiendo al mundo sin saber lo que es esto. Se les van a venir las penitencias, la vergüenza, los mandatos, los distintos espacios sociales, las diferencias, los trabajos. Se les viene el desamor. ¿Cómo cuidarlos de eso? No se puede. Los nuevos tienen que salir al mundo. A tus hijos no podés evitarles el dolor porque el dolor es lo único que te hace crecer. Es una sensación de indefensión y de descontrol muy grande. Me interesaba poner la historia en ese lugar. Chicos lanzados al mundo, saliendo de sus casas, buscando una vida y topándose con estas situaciones dolorosas. En ese sentido es adánico el libro, es esa salida del Edén de alguna manera. Aunque no hayan tenido infancias perfectas.

Noticias: Una de sus virtudes más notables es el manejo del lenguaje cotidiano, sin caer nunca en el exceso.

Mairal: Creo que eso tiene que ver también un poco con generar cierta intimidad en el lenguaje. Cuidar que el lenguaje sea exacto y expresivo sin irte a un lugar demasiado literario y culturoso. No irte hacia la última palabra que se usa hoy en día porque eso envejece enseguida. Hay expresiones que los españoles, en la corrección, no entienden. Es un gran tema. Yo escribo en el castellano del Río de la Plata. Pero ellos interpretan algunas expresiones nuestras como un error. Todo el tiempo tenés que defender tu castellano. Es tu lengua madre, en la que vos sabés convencer, hacer reír, incluso seducir, contar un chiste, insultar. Y escribís con esa lengua. “La uruguaya” estaba llena de palabras rioplatenses, argentinismos y se entendió igual. Y la gente la leyó. Incluso quizás eso era parte de su sabor. Eso me dio un buen respaldo.

Noticias: Los tres personajes traen el recuerdo de esa inmensa soledad de la adolescencia.

Mairal: Yo me fui emocionalmente a esa época. A esa soledad. Quise ir a ese lugar. Yo no la pasé tan mal, pero no la pasé bien tampoco. Hasta que descubrí la literatura, descubrí que la palabra era mi casa, mi herramienta, mi forma de comunicarme. Todo lo anterior fue una angustia invertebrada, sin demasiada forma, yo no sabía bien quién era ni qué iba a hacer. Sentía que no calzaba en el mundo de los adultos. La literatura que fue la salvación para mí.