****1/2 Muy superior a la remake con Tom Hanks que hicieron medio siglo después los hermanos Coen, esta película con Alec Guinness y Peter Sellers revela todo el estilo de la productora Ealing, dedicada a la comedia sardónica y a veces negra como esta, y que marcó una época en el cine inglés. Hay una tierna viejecita que les alquila una habitación a quienes cree músicos (unos personajes totalmente disparatados, al mando de un gran Alec Guinness). Son ladrones, roban un banco, la viejita los descubre y deciden matarla. Hasta ahí se puede contar. Lo que sigue es una de las mejores y más brillantes exploraciones de la estupidez humana realizada por el cine. Sigue siendo cómica, sigue teniendo un humor negro extraordinario. Y la estupidez también sigue allí, más saludable que nunca.
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