¡Viven!

**** Con el tiempo, esta reconstrucción de la tragedia (y del milagro) de Los Andes, ese de los rugbiers uruguayos estrellados en la cordillera, se vuelve mejor. No solo porque deja de lado cualquier truculencia (el asunto de comer carne humana para sobrevivir está tratado con un pudor y una naturalidad extraordinarios) sino porque se concentra en lo que el tema tiene de universal: la voluntad absoluta de los seres humanos para sobrevivir. Lo que hace que se transforme en una gran película de aventuras, muy emotiva, donde es el movimiento de los cuerpos el que refleja las emociones de los personajes. Además, no carece de momentos de humor, de invenciones, de tensiones narrativas, y elude –el gran problema de las “películas de náufragos”, que es un poco el género aquí– la inmovilidad de manera elegante. Una gran película incluso para ver en familia.