Sunday 16 de March, 2025

ECONOMíA | 07-03-2025 07:34

Reservas sin despegar

La polémica alrededor del tipo de cambio tiene su contrapartida en la demorada liberación del cepo para un equilibrio estable.

A medida que la economía va acumulando tensiones, propias de la brusca desaceleración inflacionaria y el cambio de precios relativos durante el último año, aparecen temas tabús que el Gobierno prefiere alejar del eje de la discusión pública. Al principio fue la controversia por la fórmula de ajuste jubilatorio, luego fue el corte de las transferencias discrecionales a las provincias y finalmente, a medida que el tipo de cambio perdió terreno en términos reales, el interrogante de cuál era su precio para entender si estaba o no retrasado.

Descifrando. Y cómo una muestra de esta aparente distorsión se indicaba la reversión en menos de un año del saldo del balance turístico, palpable en las colas para cruzar a Chile, en el aluvión de argentinos en las playas de Brasil y el aumento de las reservas aéreas a los destinos preferidos, pero el INDEC alumbró con números: en enero la salida al exterior de turistas por todas las vías fue de 1.927.000 personas contra 721.000 que ingresaron (el saldo negativo fue de 1.207.000 turistas).

Fotogaleria Vista de personas disfrutando de la playa de Ipanema en Río de Janeiro, Brasil

En síntesis, en enero el turismo emisivo creció 73% respecto del mismo mes de 2024, mientras que el receptivo se redujo 20% en forma interanual. En una investigación reciente del economista Marcos Cohen Arazi del IERAL, destaca que el desbalance resultó mayor, porque el turismo receptivo se ubicó 14%/15% por debajo del nivel de esos años, respectivamente. “Así, también resulta el desbalance más desproporcionado para el mes de enero en la última década, con una salida de 2,7 turistas residentes al exterior por cada turista no residente que ingresó a Argentina”, agrega. Como siempre, las explicaciones son multicausales pero el brusco cambio de los precios relativos en dólares suena a la más evidente.

El economista Fernando Marull también señala que el notable desbalanceo tiene que ver con el tipo de cambio, pero también hay una relación positiva con la recuperación de los salarios reales (promedio) en dólares. Para febrero de 2025, lo estimaba en US$1.091 (al cambio “blue”) mientras que, en el mismo mes de 2018 era de US$1.405. Esto podría marcar dos puntos relevantes: la caída en todo este tiempo de los salarios medidos en dólares y también que ello hizo que no tuviera el mismo efecto predador sobre las reservas que otra época de “dólar barato” caricaturizadas por comportamientos del “deme dos”. Los operadores mayoristas afirman que casi el 70% de las compras de pasajes y otros gastos del exterior se hacen con los dólares propios en cuenta y evitando así el “dólar turista” que tiene más impuestos. Por lo tanto, no utilizan en su gran mayoría las divisas, siempre escasas, de las reservas.

Fotogaleria Turistas leen libros en la playa Sur, en Cabo Polonio, en el departamento de Rocha, Uruguay

Al respecto, las profecías agoreras que la temporada estival en los sitios turísticos argentinos iba a fracasar no se cumplieron por lo que podría sugerir que la demanda por los bienes y servicios del sector no sólo se tradujeron en la “importación” del servicio en cuestión sino también ocupó la infraestructura local.

Intensidad. Lo que evidenció el “drenaje” de dólares, debidamente relativizado, es una cuestión que sí es más grave: el colchón de compras de dólares para recomponer las reservas (que no se logró totalmente, todavía están en negativo) se hizo “gracias” a un año recesivo, al menos en los tres primeros trimestres. Pero el nivel de actividad económica interanual de diciembre ya arrojó un crecimiento de 5,5% y todas las proyecciones estiman un recupero sostenido durante este año. En castellano: se demandarán más importaciones de insumos y bienes intermedios que son casi las dos terceras partes de lo que se compra el exterior.

Dolares

Normalizar la ecuación externa, visibilizada a través de la eliminación del “cepo” adquiere por esta razón una relevancia diferente y pasa ser prenda de negociación en el nuevo acuerdo madurado con el FMI. Pero, sobre todo, con la restricción del año electoral que, en este caso, implica llegar al mes de los comicios con la economía con una sensación de control y con las dos variables: el dólar quieto y los precios “dominados”. Quizás, eso explica la hipersensibilidad del equipo económico y del mismo Presidente con cualquier planteo que sugiera revisar la condición de inestable de los equilibrios alcanzados.

Lineamientos

Para el economista jefe de la Fundación Mediterránea, Jorge Vasconcelos, existe a primera vista, un conflicto entre el interés del Gobierno por evitar devaluaciones y lograr que la tasa de inflación perfore el piso del 2% mensual y el recetario del FMI que, en las condiciones actuales de la economía argentina, inevitablemente demanda políticas que permitan comenzar a recuperar reservas del Banco Central (al margen de los fondos frescos que puedan inyectarse) y poder acceder a los mercados internacionales de deuda en un plazo razonable.

BCRA

“Es una pulseada que tiene como telón de fondo la suerte del oficialismo en las legislativas de octubre” interpreta. Las diferencias entre el Gobierno y el staff del Fondo son relativas, porque el oficialismo no podrá lograr una macro tranquila y manejable hacia los meses previos a octubre si comienzan a acumularse expectativas de devaluación. Y, desde el punto de vista del FMI, antes que el fin del cepo, las prioridades en esta etapa estarían centradas en frenar el deterioro de la cuenta corriente del balance de pagos y comenzar a recuperar reservas externas. “La entrada de capitales y el nivel de la tasa de interés deberían encontrar un equilibrio razonable entre marzo y octubre y esto no será posible acumulando desequilibrios”, sentencia Vasconcelos.

Seguramente, sugiere que la discusión está centrada en la parte de las restricciones cambiarias en vigencia que son contraindicadas para el objetivo de comenzar a recuperar reservas. Si al final, el FMI accede a un programa que incluya una contribución significativa a las necesidades de financiamiento del país durante 2025, es posible, que en primer lugar en esa agenda se encuentre la cuestión del dólar “blend”, el esquema por el cual los exportadores liquidan el 20 % de sus operaciones en el mercado libre de cambios.

Si se eliminara el “blend” se lograría que, entre abril y diciembre de este año, aumente la oferta de dólares en el mercado oficial en unos US$13.000 millones, al costo de desalimentar afluencia de divisas hacia el mercado libre. Pero esta alternativa debería prever sus efectos: 1) qué ocurriría con la brecha cambiaria si hay menos oferta en el mercado libre; 2) qué medidas compensatorias podrían aplicarse para el mercado libre no quede desbalanceado; 3) en qué nivel se unificaría el tipo de cambio de exportaciones e importaciones y 4) ¿seguiría a partir de allí la devaluación al 1 % mensual, o se pasaría a un esquema de banda de flotación? Demasiadas preguntas para afirmar que todo está bajo control en un escenario global, que, además, es una caja de Pandora. Pura adrenalina.

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Tristán Rodríguez Loredo

Tristán Rodríguez Loredo

Editor de Economía.

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