En tiempos de saturación publicitaria y mensajes convencionales, las marcas buscan formas más profundas y memorables de conectar con sus audiencias. En este contexto, el arte inmersivo emerge como una estrategia poderosa, capaz de transformar la comunicación corporativa y generar experiencias sensoriales que van más allá de lo visual.
Una de las principales exponentes de esta corriente es Solange Agterberg, diseñadora de interiores y artista visual que ha redefinido el uso del arte inmersivo en el mundo artístico como también empresarial. A través de sus instalaciones, Agterberg no solo crea espacios estéticamente atractivos, sino que construye ecosistemas narrativos donde cada elemento comunica valores, identidad y propósito.
El arte ha sido históricamente un recurso estético para las marcas, utilizado en campañas y eventos de manera decorativa. Sin embargo, en la actualidad, su función ha evolucionado hasta convertirse en una herramienta estratégica de comunicación. Agterberg ha sido clave en esta transformación, explorando la intersección entre diseño, branding y emoción a través de instalaciones que envuelven al espectador y lo hacen partícipe de una historia.
Sus obras fusionan arquitectura, literatura, música y cine, creando escenarios que trascienden la contemplación y permiten vivir la identidad de una marca en primera persona. Cada pieza no solo exhibe un concepto, sino que invita al público a interactuar, generando una conexión emocional que difícilmente se logra con los formatos convencionales de publicidad.
En la era digital, donde la velocidad y la exclusividad definen el consumo de información, las marcas deben innovar constantemente para destacar. Aquí es donde las instalaciones inmersivas juegan un papel clave: ofrecen experiencias únicas, efímeras y memorables, capaces de dejar una huella duradera en la audiencia.
La obra Metamorfosis de Agterberg es un claro ejemplo de esta filosofía. Inspirada en la transformación del ser humano, esta instalación utiliza el espacio como un reflejo del cambio, la evolución y la introspección. Empresas que buscan proyectar valores de crecimiento, innovación y adaptación pueden aprovechar este tipo de propuestas para potenciar lanzamientos, presentar nuevas identidades corporativas o fortalecer su vínculo con consumidores.
Más allá de su impacto visual, el arte inmersivo se convierte en una herramienta de interacción y storytelling. Agterberg domina el uso de dimensiones, colores y simbolismos para generar entornos envolventes, donde cada detalle comunica un mensaje y cada espacio se transforma en una extensión de la marca.
El desafío está en repensar la manera en que se presentan las ideas y los valores empresariales. Las marcas que dejan atrás los métodos tradicionales de exposición y apuestan por experiencias sensoriales logran una diferenciación significativa, generando una comunicación auténtica que se vive en lugar de simplemente verse.
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