Un libro como “Timerman”, donde Graciela Mochkofsky contó la vida de uno de los grandes maestros del periodismo argentino y su cercanía con el poder político, se adelantó en varios años a la pasión actual por los acercamientos y desencuentros entre medios y gobierno. “Galimberti, de Perón a Susana. De montoneros a la CIA”, escrito por Marcelo Larraquy y Roberto Caballero, fue el hallazgo de un personaje que encerraba en su vida el coraje, las mezquindades y las contradicciones que marcaron los últimos cincuenta años de la historia argentina. Otros libros, como la ya clásica biografía de Emilio Eduardo Massera que Claudio Uriarte tituló “Almirante Cero” o el reciente “Disposición Final”, para el que Ceferino Reato logró entrevistar varias veces a Jorge Rafael Videla, han sido intentos de bucear en la mentalidad y el contexto en el que vivieron los dos “demonios” del período más infame de nuestro pasado.
Los motivos por los que en los últimos años un grupo cada vez más numeroso de periodistas comenzó a escribir libros sobre la reciente historia argentina generan tanta curiosidad como recelo en la tribuna de historiadores profesionales. Algunos de esos textos aprovecharon un fenómeno editorial y cierto furor por la historia que surgió tras la crisis del 2001. Otros cubrieron las lagunas de los manuales al rescatar hechos recientes que todavía no figuraban en ellos. En muchos, el atractivo fue el revalorización de personajes que sin ser los grandes protagonistas, resultaron atravesados por la historia del país.
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por Juan Manuel Bordón
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