Corría la primavera de 2006, José López cansado de no saber cómo acomodarse los pocos pelos que le quedaban en la cabeza, tomó la decisión y se hizo un implante capilar. A los pocos días reapareció en el Ministerio de Planificación con una cabellera nueva. Se había vuelto el comentario de empleados y demás funcionarios.
El comentario llegó rápido a oídos del entonces presidente Néstor Kirchner. Cuando llegó el viernes, día de fútbol en la quinta presidencial de Olivos, Kirchner, cultor de bromas pesadas, lo esperó en el vestuario y lo encaró. "¡¿Que te hishishte, Lopeshito... que te hishishte?!", le gritaba mientras le tireaba de los pelos y le sacudía la cabeza. López le gritaba: "¡No, Néstor, no!".
Cuando Néstor terminó de sacudirlo, López se tomó la cabeza y chequeaba que el pelo implantado siguiera en su lugar. Se puso de mal humor, pero no dijo más nada y se cambió para jugar al fútbol. Jugaba en el equipo de Néstor. Menos mal.
por Rodis Recalt
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