Thursday 28 de March, 2024

MUNDO | 27-06-2016 11:23

Río está en quiebra

El gobernador decretó el “estado de calamidad pública” para recibir financiamiento nacional, a un mes de los Juegos Olímpicos.

- ¿Van a terminar las obras? Pregunta este cronista a un CEO brasileño, en Río de Janeiro.

-¿Cuáles? ¿Las del Mundial? Contesta, entre risas, el hombre.

Ese chiste es, por estos días, muy popular en Río. Si todavía hay carreteras inconclusas que fueron prometidas para la Copa del Mundo 2014, es una utopía pensar que la línea 4 de subte, proyectada para transportar a los turistas de un estadio a otro en los Juegos Olímpicos, esté en funcionamiento para el 5 de agosto, cuando comience el certamen.

A poco más de un mes, Río es un típico caos latinoamericano. Hay obreros trabajando a toda hora en la infraestructura que, ya se sabe, no va a estar lista. Y para colmo, el gobernador Francisco Dornelles declaró el “estado de calamidad pública”. En pocas palabras, adujo que Río está quebrado y que “la referida crisis viene impidiendo al Estado honrar los compromisos para realizar los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos 2016”.

Mientras el gobernador le agrega una gran cuota de incertidumbre a la realización del evento, las primeras delegaciones ya comenzaron a llegar a la ciudad para terminar de prepararse en sus disciplinas. La pregunta flota en el aire: ¿se llevarán a cabo los juegos? La respuesta de todos los analistas es unánime: “sí”.

Lo que logró Dornelles (reemplazante temporario del gobernador Luiz Fernando Pezao, que está en tratamiento por un cáncer) con el decreto extremista es autorizar al Estado a adoptar medidas extraordinarias, como cortar gastos ordinarios (decidir cuáles cuentas paga y cuáles no) y, principalmente, pedirle al gobierno nacional recursos económicos con urgencia.

En esta movida hay una cuestión previa que salió a la luz. Río de Janeiro es gobernada por el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el mismo espacio del presidente interino Michel Temer. Por lo tanto, el decreto de “estado de calamidad pública” que sorprendió a los cariocas, habría sido acordado entre ambas partes para que el gobierno nacional les envíe, en carácter de urgencia, la suma necesaria para afrontar el certamen internacional.

“Cualquier desestabilización institucional implicará un riesgo a la imagen del país de dificilísima recuperación”, explicó en el decreto Dornelles. De cualquier manera, la imagen de Brasil no es la misma que tenía en 2007, cuando fue elegida para la realización de este evento.

Ese país pujante le dio lugar a uno manchado por los escándalos de corrupción del “Lava Jato”, en plena recesión económica y, para colmo, con la epidemia del zika que asusta a deportistas y turistas.

Según estudios del Instituto de Seguridad Pública brasileño, los homicidios y los robos van en aumento en 2016. Los primeros crecieron un 15,4% entre enero y abril, mientras que los segundos subieron un 23,7% en el mismo período.

Repercusiones. “El estado de calamidad no atrasará la entrega de las instalaciones olímpicas ni menos aún frenará el cumplimiento de los compromisos asumidos por Río”, contestó por Twitter el intendente de Río de Janeiro, Eduardo Paes, al gobernador interino. Luego aclaró que los estadios ya fueron entregados y aprobados por la Comité Olímpico Internacional (COI) y que sólo quedan por finalizar algunas obras de infraestructura.

Por otro lado, expertos en derecho constitucional se sumaron al debate. Para muchos doctrinarios es completamente ilegal la declaración del “estado de calamidad” en este momento. El espíritu de la norma fue pensado para casos de desastres naturales, no para salvatajes financieros en épocas de alta corrupción.

También se sumó el ex presidente y líder del Partido de los Trabajadores, Luiz Inacio Lula da Silva que le pidió al gobierno de Río “que no escondan a ningún pobre y muestren la cara del pueblo tal cual es”.

Mientras tanto, además, renunció otro de los ministros de Temer, pero de una cartera más que especial. Henrique Eduardo Alves, ministro de Turismo de Brasil, dejó su cargo acusado de recibir sobornos. Justo cuando Río espera la llegada de entre 300 mil y 500 mil turistas de todo el mundo. Lo único que faltaba para que la tormenta sea perfecta.

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