La búsqueda de la fuente de la eternidad fue una constante en la historia. Los registros dicen que la búsqueda comenzó en el siglo IV A.C. cuando los embajadores del rey persa Cambises II se entrevistaron con el rey de Etiopia según relata Heródoto en sus escritos. Hoy, siglos más tarde, sabemos que la genética es importante, pero sólo explica cerca del 10 al 15% de la longevidad de las personas. El resto depende en un 80% del entorno de vida que tengamos, con sus amenazas y oportunidades, y otro 10% se relaciona a un sistema de salud que nos brinde acceso a cuidados de calidad, efectivos y eficientes.
Dentro del 80% que hace al cómo vivimos, hay un hecho que es fundamental: “el proyecto”. Las personas mayores hablan de ello como “el motor que me mantiene vivo”.
La señora Mirtha Legrand a su edad es muestra de ello. No sólo lidera una audición televisiva, sino que con su inteligencia y desenfado conduce uno de los programas de mayor impacto político de la televisión argentina. Esas características son algunas de las muchas ganancias que nos brinda ir acumulando años: libertad para disponer y desenfado para decir “no”; Mirtha nos lo enseña en cada programa.
Las personas mayores son cada vez más. Ser mayor está de moda. Los mayores definen elecciones, condicionan mercados de consumo y modelan las “Smart cities”. Somos testigos de un cambio de proporciones mundiales. Algo que seguramente los embajadores persas imaginaron siglos atrás en sus ansias por el secreto de la fuente de la eternidad, aunque fuera en Etiopía y la televisión no existiese.
* Doctor en medicina y master en gerontología.
por Diego Bernardini*
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