Jerónimo se sube al palco erigido sobre la 9 de julio. La interminable marea de gente –400.000, dirán los más optimistas– llega hasta donde sus ojos redondos y joviales alcanzan a ver. Desde el llano es difícil distinguirlo. Es flaco como una escoba, su piel blanca no está curtida aún bajo el sol peronista, a sus brazos le faltan horas de bombo y, encima, su figura esbelta se recorta detrás de su gigantesco medio hermano, Pablo, que está acostumbrado a los gajes del oficio y canta y arenga a su padre cuando la situación lo amerita. Sin embargo, el adolescente tiene algo que sólo comparte con cinco personas más, que lo diferencia del resto y que le da acceso vip al escenario central del acto sindical que paralizó al país y que estremeció al Gobierno: es el más chico de los seis hijos de Hugo Moyano. Y ahora, bajo una sugestiva gorra con el lema “100x100 camioneros” reveló su rostro. ¿Nace una nueva estrella del clan?
A pesar de que para Jerónimo lo más cercano a una concepción sobrenatural de la vida es su amor fanático por Independiente –viajó en el chárter oficial del club para la final de la Copa Sudamericana a fines del año anterior–, es evidente que todos los caminos lo conducían arriba de ese palco: para un Moyano no hay nada mejor que otro Moyano, y, se sabe, la familia tiene que estar unida en las malas. “No es que está buscando arrancar ninguna carrera política o sindical, fue al acto a bancar al padre, como fue también el resto de sus parientes. No significa nada. Igual, él es parte de la familia y no quiere ni busca escapar de eso”, dicen desde el entorno del camionero. A pesar de que sobre el escenario también estaban Facundo y Hugo Jr –“Huguito”, que fue acompañado por su pareja, Jacqueline Jorgensen, siete años menor, modelo e hincha de Independiente–, e incluso se acercó Paola, hija del primer matrimonio de Hugo y esposa del presidente de la AFA Claudio Tapia, la novedad de la jornada fue Jerónimo. Tanto que, cuando su rostro apareció detrás del de su padre, que dio un duro discurso contra el macrismo, su presencia casi que pasó inadvertida. De hecho, cuando NOTICIAS quiso averiguar quién era el misterioso adolescente que se paraba con confianza al lado de Pablo Moyano, más de un sindicalista cercano al camionero desconocía su identidad. Hasta ahora.
Identikit
Jerónimo Antonio cumplió la mayoría de edad recién en los primeros días de octubre del año pasado. Su madre es Liliana Zulet, la actual esposa de Moyano y la gran administradora de la obra social de Camioneros –Jerónimo tiene esta cobertura, por ser hijo de un afiliado y menor de 21 años– y de varias empresas ligadas al sindicalista. El más chico de los hijos de Hugo es muy familiero: en las redes sociales se lo puede ver con Facundo, con Huguito, con Juan Manuel Zulet, hijastro del camionero, y, en especial, con su padre, a quien idolatra. “El más grande de todos”, dijo en una publicación en Instagram cuando el sindicalista cumplió años.
Aunque el gran estreno de Jerónimo en los actos que su padre protagoniza fue esta semana, en el pasado se había animado a sumarse a dos momentos clave en la vida del pater familias: su primera aparición pública fue en la cancha de Huracán en el movido diciembre del 2011, meses antes de que el camionero formalice su ruptura política con la entonces presidente Cristina Kirchner.
Si bien Jerónimo en ese momento tenía apenas 10 años y recién arañaba el metro y medio de altura, en los videos que registran el evento se lo puede ver deambulando por el escenario principal con un chaleco rojo que le acentuaba la regordeta figura de infante, escondida detrás de la imponente presencia de su padre, de su entonces amigo y socio Gerónimo “Momo” Venegas y del actual titular de la CGT, Juan Carlos Schmid. Cinco años después, y con una realidad totalmente distinta, Jerónimo volvió a aparecer. Fue el 1 de marzo del 2016, en el Congreso de la Nación, y Mauricio Macri se preparaba para dar el discurso de apertura de las sesiones ordinarias de la Cámara. Mientras que el recién electo Presidente aseguraba que su gobierno venía a “cambiar la Historia”, en uno de los palcos se daba una conglomeración de personajes que, a sólo dos años, resulta hoy extraña: junto a Hugo y Jerónimo Moyano estaban Venegas y Alejandro Rozitchner, filósofo y uno de los cerebros del PRO. La ruptura de relaciones con el Gobierno, en ese entonces, parecía lejos.
Hubo un momento destacado en la vida de Jerónimo, que revela hasta dónde pesa el apellido e ilumina también la relación que une al padre con el hijo. En el 2012, según revelaron los periodistas Mariano Martín y Emilia Delfino en la biografía “El hombre del camión”, el detenido Marcelo Balcedo y Hugo Moyano tuvieron una pelea política que significó el fin de la histórica relación que el actual presidente de Independiente había mantenido con Balcedo padre, fundador de SOEME. El polémico Balcedo Jr formalizó la ruptura de manera escandalosa: su sindicato hizo un acto frente al colegio, de Constitución, donde cursaba Jerónimo, con pancartas que insultaban al camionero. Eso motivó una furia asesina en el padre, que viajó hasta el SOEME con la intención de trompear a Balcedo, quien, por suerte para él, no estaba en el sindicato.
Jerónimo, por ahora, no tiene un futuro claro. Se anotó en más de una carrera universitaria, y piensa decidirse recién cuando comiencen las clases. Cerca del camionero aseguran que, al menos por ahora, la política no es lo de él, pero podría convertirse en un profesional, como el abogado “Huguito”, que trabaje a las órdenes del clan. Un histórico aliado del camionero remata: “Tiene pasta".
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