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SOCIEDAD | 26-04-2017 10:23

El esteticista de Awada es el preferido del establishment

Es el discípulo de "barón del bótox". Modelos, empresarias y actrices se atienden con él.

Lo van recomendando porque es un excelente profesional y, además, muy buena persona”. De esta manera explican desde el entorno de la primera dama por qué el médico Fabián Bottegal se convirtió en el dermatólogo preferido de las mujeres del establishment nacional, incluida la propia Juliana Awada. Ni publicidad ni cupones de descuentos para atraer clientes. Para este profesional, el “boca en boca” fue la clave para abandonar las guardias de los hospitales públicos e instalar su propio consultorio privado en Recoleta.

Modelos, empresarias, actrices y políticas. En la lista de pacientes de Bottegal figuran personajes de la talla de Guillermina Valdes, Julieta Spina y María Vázquez. Todas confían en este profesional, que comenzó su carrera como médico pediatra pero que, con los años, terminó especializándose en rejuvenecimiento facial y los procedimientos estéticos.

A la primera dama la conoció hace doce años y, con el tiempo, se hicieron grandes amigos. Comparten salidas y están en contacto permanente. Y, aunque el dermatólogo prefiere el perfil bajo, es consciente de que todo lo que concierne a los cuidados estéticos de Awada llama la atención. “Jamás hablaría de los tratamientos de mis pacientes. Soy médico y respeto el secreto profesional”, le dijo a NOTICIAS luego de que el matrimonio presidencial asistiera al programa de Mirtha Legrand y comenzaran a circular versiones sobre los posibles “retoquesen la cara la esposa de Mauricio Macri.

Ricos y famosos. Bottegal es entrerriano. Primero se formó como médico pediatra y luego se especializó en dermatología en la Universidad de Buenos Aires, donde –según consiga en su sitio web– se desempeña como docente adscripto en la facultad de Medicina de la UBA. Antes de volcarse a la estética, trabajó como miembro del servicio de Dermatología del Hospital Garrahan y también por un tiempo atendió a niños una vez por semana ad honorem en el Gutiérrez.

Sin embargo, en un momento de su carrera decidió cambiar el rumbo. Según consigna en su sitio web, se entrenó en Estados Unidos en técnicas de rejuvenecimiento cutáneo en la clínica del doctor Fredric Brandt, conocido internacionalmente como “el barón del bótox”.

De boca en boca, Bottegal comenzó a abrirse camino entre las famosas argentinas. La ex modelo y empresaria María Vázquez es una de sus pacientes y amigas más cercanas. Con Awada y Julieta Spina (la esposa de Augusto Rodríguez Larreta) suelen salir a cenar. “Primero es mi amigo y también es mi dermatólogo. Es un excelente profesional. De hecho, cuando no puedo comunicarme con el pediatra de mi hijo, lo consulto”, contó Spina.

También es amigo de Marcelo Tinelli y Guillermina Valdes, con quienes ha compartido salidas al teatro y cenas en restaurantes.

En su cuenta de Instagram –donde explota al máximo su perfil de bon vivant con fotografías de sus viajes, de sus salidas y sus amistades– el dermatólogo está en contacto permanente con sus pacientes, todas pertenecientes a un pequeñísimo círculo en condiciones de costear sus tratamientos. Quien se quiera atender con este profesional, debe saber que la primera consulta ronda los $ 2.000. “Uno, generalmente, tiende a preguntarse por qué son tan caros los productos de este tipo. Pero es que para conseguir un producto confiable que no genere ningún riesgo al organismo, los laboratorios hacen una inversión muy grande”, dijo Bottegal en una entrevista. Para este profesional, calidad y precio van de la mano.

Eterna juventud. A pesar de que en su consultorio también se dedica a la dermatología clínica y a la cirugía dermatológica, la gran especialidad de Bottegal es la estética. Toxina botulínica, sustancias de relleno, peelings químicos, microdermoabrasión, láser, reshaping y mesoglow. En la página de su consultorio, enumera todas las opciones que les ofrece a sus pacientes para ocultar las marcas del paso del tiempo en el rostro.

“Platón dijo que la belleza se basa en la proporción y en la armonía de las partes. Si eso lo llevamos a un rejuvenecimiento, ya sea con relleno o toxina botulínica, y si seguimos ese criterio tan básico, tan antiguo y tan actual a la vez, los riesgos de que podamos llegar a tener algún tipo de conflicto estético son mínimos”, explicó el médico.

En esta línea, afirmó que uno de los secretos de un buen profesional es lograr esa belleza sin que se note qué es lo que la mujer en cuestión se realizó en el rostro. La regla parece cumplirse a la perfección con Awada, que siempre aparece radiante y joven.  

En el pasado, cuando todavía trabajaba en hospitales, Bottegal solía escribir columnas para diferentes medios y era un especialista consultado con frecuencia. Sin embargo, que su nombre se empiece a asociar a la esposa del presidente de la Nación lo llevó a cambiar el perfil. Ser el esteticista del establishment requiere, antes que nada, no revelar sus secretos de belleza y eterna juventud. 

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