Decenas de miles de argentinos aprovecharon el receso veraniego para planear sus vacaciones. Este 2025, sin embargo, los destinos predilectos no fueron los mismos de siempre. La diferencia cambiaria con los países limítrofes, más benigna con los turistas argentinos después de muchos años, llevó a que no pocos optaran por cruzar la frontera.
Mientras, otros eligieron destinos en el interior del país, buscando otras atracciones además de las playas. En ese contexto, el sector que está atravesando un verano difícil es la Costa Atlántica, en especial, la bonaerense. La región que durante años fue el punto preferido para vacacionar, y que es sinónimo de verano en el país, atraviesa una difícil época estival en la que, si bien llegaron contingentes de turistas, el dinero gastado por ellos y el tiempo de estadía se redujeron considerablemente. Esto, para localidades cuya principal industria es el turismo y que apuestan gran parte de sus fichas a tener un buen verano para potenciar sus ingresos, significa un duro golpe.
En baja. La Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA) ubicó en 75 por ciento la ocupación hotelera promedio entre la Costa Atlántica, las Sierras y el turismo rural, de acuerdo a la información de la Secretaría de Turismo Bonaerense y los municipios. Los destinos con mayor nivel de ocupación son los de “cercanía”, como Chascomús. Esto es una radiografía de cómo, si bien hay movimiento turístico, se produjo un cambio de hábitos. Las largas vacaciones con estadías quincenales han dejado lugar a escapadas cortas, que implican muchos menos gastos. Además, los destinos playeros pierden terreno frente a otros más cercanos, como el citado Chascomús, que ofrecen otros atractivos además de la playa.
“Consultando con las distintas plazas de turismo de la Provincia, el pronóstico para la temporada es moderado, aunque hay optimismo. La expectativa es mucha, las ciudades balnearias como Cariló, Valeria del Mar, Pinamar y Villa Gesell mostraron cierto incremento de la ocupación con relación a la última temporada. En otros lugares más populares como Mar del Plata, el promedio de ocupación es del 65% para esta primera quincena de enero”, aseguró Camilo Alberto Kahale, presidente de FEBA.
Estos buenos augurios, sin embargo, incluyen en mayor medida los destinos más top de la costa, como Cariló o Pinamar. Para las plazas populares, el panorama no es tan alentador. Genaro García, responsable del sector Turismo de FEBA, explicó: “Es bajo el nivel de ocupación promedio. Se advierte menor reserva en los destinos más populares de la Costa Atlántica, donde los valores son superiores a los de Brasil o Chile. Los destinos más exclusivos son los que han tenido mejor nivel de ocupación”. Así, Mar del Plata finalizó el 2024 con una ocupación hotelera del 50%. El primer fin de semana de 2025, la cifra aumentó al 60% en promedio y, si bien esperan un pequeño repunte, lo cierto es que existen dudas de que alcance para paliar los malos resultados de los primeros días. Además, gran parte de las consultas son para estadías cortas, de entre 3 y 5 días.
En el resto de los destinos playeros la sangría no es tan alta, aunque en promedio se habla de un descenso de entre el 10% y 20% de la afluencia turística. Por contraste, en otras provincias se está viviendo una temporada sobresaliente, como en Entre Ríos, donde Colón tiene su ocupación llena, o en Córdoba, donde en Carlos Paz ya hablan de un 15% más de turistas.
Más aún, según deslizan en off the record algunos funcionarios municipales de la costa, los números de ocupación están un poco “inflados” para no desalentar a los turistas ni a los trabajadores que basan gran parte de sus ingresos en la temporada.
La sombría temporada veraniega en la provincia de Buenos Aires ya comenzó a generar rispideces y cruces políticos. Por un lado, Daniel Scioli intentó, en vano, prolongar el receso escolar en Capital Federal para fomentar las vacaciones. Pero además de los cruces con el PRO, la gestión nacional se enfrenta al enojo de la gobernación de Axel Kicillof, la cual afirma que el Gobierno nacional atenta contra los intereses turísticos provinciales.
“Nos preocupa que haya un Estado nacional que, de algún modo, promocione que está bueno ir a vacacionar a otro país, más allá de que la gente puede elegir. Hay que entender la maquinaria económica que hay detrás del turismo, que mueve mucho en cuanto a lo económico”, explicó la subsecretaria de Turismo de la Provincia de Buenos Aires, María Soledad Martínez, quien agregó que, además de una merma de turistas, se nota también una “retracción en el gasto”.
En medio de estos tironeos, y con una notable baja en la cantidad de visitantes, las ciudades balnearias de la provincia viven una temporada de incertidumbre. La Costa Atlántica ya no es lo que era.
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