Es la cara más televisiva de la administración Trump, la autora del célebre “alternative facts” (algo así como el INDEC de Trump) y el referente femenino más claro del gabinete del presidente estadounidense. Conway (50) se curtió en las filas republicanas tras recibirse de abogada en Universidad George Washington.
Trabajó junto a Richard Wirthlin, encuestador y estratega de Ronald Reagan, y asesoró a marcas como Hasbro y American Express sobre tendencias de consumo entre mujeres. Su marido, George T. Conway III (candidato a fiscal general), es un prestigioso abogado, que litigó contra el presidente Bill Clinton en la causa por acoso sexual a Paula Jones. Y desde entonces Kellyanne se convirtió en detractora del matrimonio demócrata.
Acostumbrada a los debates televisivos, fue una de las asesoras de Trump durante la campaña, y la encargada de “traducir” los exabruptos del candidato republicano.
Fue la primera mujer en manejar una campaña presidencial exitosa en Estados Unidos. Pero su posición está en peligro: fue fuertemente criticada por las fotos que la mostraban por demás cómoda, arrodillada en uno de los sillones de la Oficina Oval de la Casa Blanca, durante una reunión del presidente con un grupo de estudiantes negros.
Muchos fueron los “enemigos” que aprovecharon para pedir su renuncia. Algo que no sucederá. Conway cuenta con el apoyo de Trump y Steve Bannon (una suerte de Durán Barba de Donald), quienes le pidieron sin embargo que baje el perfil por unas semanas.
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