Monday 2 de December, 2024

MUNDO | 31-05-2021 15:30

Elecciones en Perú: el atentado de Sendero Luminoso revitalizó a Fujimori

El grupo terrorista reapareció con una masacre y un mensaje que, simulando atacarla, le resulta favorable a la campaña de Keiko Fujimori.

Del semáforo del cruce de las avenidas Tacna y Piérola, colgaba un perro muerto. Otros seis perros muertos colgaban en otras transitadas avenidas de Lima. Así amaneció la capital peruana el 26 de diciembre de 1980. Con carteles repudiando al líder reformista chino Deng Xiaoping, los perros muertos fueron la macabra presentación de Sendero Luminoso. En los mismos días quemó urnas y sufragios en comarcas de la selva andina, amenazando a quienes votaran en aquella primera elección que vivía Perú después de doce años sin comicios.

Cuatro décadas más tarde, faltando un puñado de días para el ballotage que dirimirán la candidata derechista Keiko Fujimori y el candidato izquierdista Pedro Castillo, Sendero Luminoso sacudió al Perú cometiendo una masacre.

Guerrilleros fuertemente armados entraron en bares de una aldea y dispararon ráfagas sobre los parroquianos, dejando 16 muertos y muchos heridos. La justificación de la masacre fue la misma que daba cuando tomaba por asalto lupanares y casas de juego clandestino acribillando a balazos a quienes estuvieran adentro: la urgencia moral de erradicar los antros de vicio y perdición que supura la sociedad capitalista.

También hubo un mensaje contra las “elecciones burguesas”. Sendero Luminoso siempre irrumpe en la antesala de comicios presidenciales haciendo lo único que sabe hacer: asesinar. Pero esta vez, a la masacre cometida en la antesala del ballotage el remanente de la guerrilla maoísta añadió un mensaje oscuro e inquietante. Difundió un comunicado señalando a Keiko Fujimori como su enemiga principal en el binomio que dirimirá la presidencia.

Al candidato izquierdista Pedro Castillo no lo nombra. El comunicado llama a no votar o votar de manera nula, pero anuncia que considerará una “traición” votar a la hija del déspota que en los años ’90 venció a esa guerrilla y encarceló a su líder, Abimael Guzmán, exhibiéndolo en una jaula con traje a rayas.

Si en el apogeo de la mafia de Chicago, Al Capone denostaba públicamente a un alto funcionario policial, no lo perjudicaba sino todo lo contrario. Del mismo modo, como Sendero Luminoso fue, para la mayoría de los peruanos, una pesadilla espeluznante, señalar a Keiko Fujimori como su enemiga a pocos días de la votación que definirá la presidencia, no parece tener la intención de perjudicarla, sino por el contrario, favorecerla. Resulta obvio que, por lo que representa la guerrilla maoísta ahora envilecida por sus vínculos narcos, que repudie a un candidato no debilita políticamente al repudiado, sino que lo fortalece.

Es imposible que la organización narco-terrorista no sea consciente del aventón disfrazado de ataque que le dio a la candidata derechista. La pregunta es ¿por qué lo hizo? Que el señalamiento personalizado contra Keiko Fujmori la favorece, resulta aún más enigmático debido a que el perjudicado es el partido Perú Libre, que se reivindica marxista y “mariateguista”.

José Carlos Mariátegui fue el fundador del Partido Comunista peruano, que nació llamándose Partido Socialista, y el primer traductor al español de El Capital, de Karl Marx. También fue el ideólogo que incorporó el factor indígena como elemento clave en los procesos revolucionarios de América Latina. Muchas de sus ideas, expresadas en libros como La Escena Contemporánea y los Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, fueron tomadas y deformadas por Abimael Guzmán y Osman Morote, profesores de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Ayacucho, la casa de altos estudios donde donde crearon Bandera Roja, facción maoísta del PCP que incubó a Sendero Luminoso.

Aunque el nombre de esa guerrilla fue tomado del llamado de Mariátegui a que los estudiantes y los campesinos marchasen “por el sendero luminoso de la revolución”, seguramente aquel lúcido intelectual no habría avalado los atroces crímenes del senderismo. Asesinando campesinos, artesanos y comerciantes en las aldeas pobres sobre las que imperaba, mostró el carácter patológico de su fanatismo.

La violencia senderista parecía guiada por una histeria ideológica. Fue la sanguinaria versión sudamericana del Khemer Rouge, aquella lunática guerrilla maoísta camboyana que lideraba el sanguinario Pol Pot y que, en los años ´70, venció al ejército de Lon Nol, tomó el poder, abolió la moneda y la propiedad, suprimió toda actividad económica privada y perpetró un genocidio.

Cuando el régimen de Alberto Fujimori arrinconó a la guerrilla contra la derrota y capturó a sus cabecillas, el senderismo ya tenía células activas en los suburbios pobres de Lima.

Las denuncias de que organizaciones cercanas a Sendero Luminoso están detrás de Perú Libre, partieron de allegados a Keiko Fujimori y es posible que sean infamias. Pero por plantear de manera explícita una supuesta filiación marxista, igual que Vladimir Cerrón, el líder del partido que lo postuló, se supone que la guerrilla debiera querer el triunfo de Pedro Castillo.

Sin embargo, la proclama que publicó tras cometer la masacre puede tener un efecto favorable a la candidata derechista. El padre de la líder de Fuerza Popular fue el déspota que aplastó a Sendero Luminoso en la década del 90. Keiko siempre reivindicó todo lo actuado por Alberto Fujimori, desde el autogolpe de 1992 hasta la parte inescrupulosa y “sucia” de la guerra con que desarticuló al Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) y a Sendero Luminoso.

El MRTA murió junto con su líder, Néstor Cerpa Cartolini, acribillado en la residencia del embajador japonés en 1997, pero del senderismo quedó un remanente en la selva ayacuchana. Medio millar de efectivos pudieron continuar activos porque se asociaron al narcotráfico. Los lidera Víctor Quispe Palomino, el llamado “camarada José”, y Abimael Guzmán rompió relaciones con ellos desde la cárcel. Por eso se rebautizaron Militarizado Partido Comunista de Perú (MPCP) que se definen como “marxista y maoísta, principalmente maoísta”. Pero son básicamente el senderismo residual que se atrincheró en el VRAEM (Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro), al que los peruanos llaman “el valle de la droga”.

Cada tanto emiten señales de existencia como guerrilla que tiene objetivos revolucionarios. Pero su realidad está más cerca de la delincuencia que de la política. Es el remanente que quedó de una insurgencia con sangrientos delirios comunistas que ya lleva dos décadas existiendo como brazo armado de la producción y tráfico de cocaína en la zona que produce la mitad de la coca que se cosecha en todo Perú.

Lo que no está claro es qué es lo que busca cometiendo una masacre y difundiendo una proclama que, simulando atacarla, favorece a Keiko Fujimori en la antesala de un ballotage electrizante.

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Claudio Fantini

Claudio Fantini

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