Monday 16 de September, 2024

POLíTICA | 02-09-2024 07:50

Lourdes Arrieta y la rebeldía oficialista

La diputada tuvo que irse del bloque libertario por sus críticas a la visita a los represores en la cárcel. Su pelea con Martín Menem.

Son pocos y, para colmo, la furiosa pelea interna del bloque de diputados de La Libertad Avanza amenaza con seguir desmembrando al oficialismo en la Cámara Baja. Lourdes Arrieta se fue antes de que la expulsaran, aunque de todas maneras aseguró: “Me echaron como a un perro”. Ahora acompañará a Javier Milei desde un monobloque, pero no le hará las cosas fáciles a Martín Menem y compañía. La batalla libertaria acaba de comenzar.

Desde su irrupción en política, y a pesar de sus jóvenes 31 años, Arrieta fue protagonista de una serie de polémicas. El Partido Libertario la denunció en Mendoza por irregularidades en el armado de adhesiones para inscribir a La Libertad Avanza: habrían figurado personas fallecidas en el padrón. Otras, más naif, como lo sucedido en mayo, cuando formó parte de una reunión de comisiones con un patito Kawaii, un objeto de moda entre los chicos, en la cabeza: los demás diputados no daban crédito a lo que veían.

Pero sería la visita de los legisladores libertarios a los represores en la cárcel de Ezeiza lo que provocaría el estallido del final. La filtración de las imágenes hizo imposible que ese encuentro con presos, entre los que estaba Alfredo Astiz, pasara por debajo del radar. Arrieta estalló porque consideraba que la estaban dejando sola en el asunto y terminó por reprochárselo públicamente a todo el bloque, pero especialmente a Martín Menem. Fue el momento en el que selló su pasaporte para irse del bloque oficialista.

Los reproches de Arrieta.

En medio de la disputa interna, que incluyó una escena de gritos dentro del Congreso en la que tuvo que intervenir personal de seguridad, Arrieta aceleró. Denunció a su par Nicolás Mayoraz por violencia de género y luego publicó los chats de la organización de la visita a los represores para exculparse.
Por último, mostró en Twitter un supuesto proyecto de ley de la bancada oficialista “para obligar a los jueces a dejar en libertad a los genocidas”, según indicó. Lilia Lemoine buscó embarrar la cancha: “Ella es parte de una opereta del kirchnerismo”, repitió, aunque eso no explicara el tema que estaban a punto de volcar al recinto si el escándalo no estallaba.

“La visita a Ezeiza fue una cama que me hicieron. Escracharme y después lavarse las manos. Querían que yo me comiera el repudio en la Cámara”, protestó Arrieta en una entrevista en Urbana Play e insistió en que no conocía a los detenidos que se fotografiaron con el grupo de legisladores en el penal. “Los tuve que googlear”, agregó.

Antes de que el oficialismo la echara, renunció al bloque y armó el suyo propio. Desde Fuerzas del Cielo - Espacio liberal (cuya abreviatura será FE, en consonancia con sus creencias cristianas) seguirá acompañando la agenda de Milei, pero eso no deja de complicar a Menem.

Primero, porque hizo pedidos que el presidente de la Cámara no le puede conceder: para ser parte de un interbloque quiere, además de su despacho en el anexo, una oficina en el palacio del Congreso. Pero también sumar asesores: “Número de contratos como sean necesarios”, solicitó. En la presidencia de la Cámara lo consideran inadmisible.

El problema mayor de la salida de Arrieta es que, de esa manera, la bancada oficialista queda con 37 miembros y empata con el PRO: deja de ser la única segunda minoría de la Cámara. Eso es lo que más lamentan.

Sangría oficialista.

Los protagonistas de la pelea se ocupan de dejar afuera de la disputa a Javier Milei. “Yo no hablé con él, pero renuncié para que no cargue con el costo político”, explicó Arrieta.

Sin embargo, los mensajes de Casa Rosada al Congreso son de enojo por lo que sucede en Diputados: sobre todo con Rocío Bonacci, quien también participó de la visita a Ezeiza, y Marcela Pagano, a quien los propios acusaron por lo bajo de filtrarle información al kirchnerismo y que el último fin de semana tuvo una furiosa pelea en Twitter con Lemoine. Podrían ser las próximas que salten del barco. Lo único que las retiene por el momento es que el partido las necesita para no perder en número frente a la bancada del PRO.

Sólo habría una forma de conservar el lugar de segunda minoría, pero requiere de un fuerte golpe de timón. Si Patricia Bullrich mueve de bloque a sus cuatro diputados más leales, los liberales se podrían dar el gusto de echar a los legisladores que acusan de “traidores”. Pero eso le restaría margen de maniobra a la ministra de Seguridad que se alejaría definitivamente del PRO, donde hoy no tiene cargo institucional.

La Libertad Avanza atraviesa horas complicadas en el Congreso. Son pocos y, encima, se pelean entre ellos. En la oposición miran con sorpresa cómo los problemas escalan con violencia y sin contención. Ahora Arrieta se corrió del bloque, pero no terminan los dolores de cabeza en el oficialismo.

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Carlos Claá

Carlos Claá

Periodista político

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