Por momentos pareció que el peronismo podía quedarse con la Ciudad. Las encuestas, el entusiasmo de campaña, los pasillos optimistas. Pero los votos dijeron otra cosa: La Libertad Avanza ganó con Manuel Adorni como emblema disruptivo y dejó a Leandro Santoro en segundo lugar. Aún así, Alejandro “Pitu” Salvatierra, legislador electo y una de las nuevas figuras del peronismo porteño, prefiere ver el vaso medio lleno: “Yo creo que no hicimos una mala elección como algunos quieren leerla. Si hace un año y medio, después de perder las presidenciales contra Milei, me decías que íbamos a estar segundos en esta elección, a solo dos puntos del ganador y con el PRO prácticamente desaparecido en la Ciudad, te lo firmaba con las dos manos”.
Salvatierra analizó los resultados en una entrevista realizada en Wake Up, el programa de Delta 90.3, donde también remarcó que “me parece que lo más alarmante que nos dejó la elección de ayer es la baja participación. Uno de cada dos porteños decidió no ir a votar, no se sintió representado ni seducido por ninguna de las opciones electorales que se le presentaron. Ese es un dato muy importante para tener en cuenta y analizar”.
En el sur porteño, donde el peronismo suele tener mayor anclaje territorial, el clima jugó en contra. “Nos afectó muchísimo el contexto: veníamos de tres días de tormentas muy fuertes. Nos encontramos con vecinos secando colchones, ropa mojada, sacando barro de sus casas. Nosotros intentando ayudarlos a votar en esas condiciones. Imaginate lo complicada que era la situación”, relató el legislador.
La campaña, por momentos, se subió a un optimismo desbordado. “En las últimas semanas nos dibujaron una victoria que evidentemente no era tan real. Yo nunca me la creí. Algunos compañeros se entusiasmaron con esa expectativa de que podíamos ganar la elección, pero el resultado que obtuvimos fue positivo”, sostuvo. Y lo sintetizó con una frase autocrítica: “Me parece que hubo un viento de triunfalismo en el cierre de campaña que no nos hizo bien. Eso hace que hoy algunos miren el resultado con una lectura negativa, pero si se analiza con frialdad, fue una buena elección. Incluso en comunas históricamente difíciles, ganamos o estuvimos a muy pocos votos de hacerlo”.
Más allá del resultado puntual, Salvatierra celebra lo que considera un avance institucional: “La Legislatura de la Ciudad dejó de ser una escribanía para el PRO. Hoy hay una nueva composición: el peronismo tiene 20 legisladores, La Libertad Avanza 13, el PRO 10, Evolución (larretismo) 5, la UCR 5, la izquierda 2 y la Coalición Cívica 1. Eso abre la posibilidad de construir alianzas para frenar avances negativos y proponer políticas positivas para los porteños”.
La clave, dice, estará en saber leer el nuevo mapa político. “Tenemos nuevas oportunidades de tender puentes, de construir alianzas con otros espacios que quizá estén más permeables a nuestras ideas. Eso nos deja una perspectiva hacia el 2027 distinta a la que veníamos manejando”.
A nivel personal, la elección tuvo para él un sabor especial. “Yo no veo tan negativo el resultado de ayer como otros compañeros. Tal vez es porque estoy todavía impregnado de la alegría de saber que, por primera vez, un villero va a estar sentado en una banca de la Legislatura porteña. Para nosotros eso es algo muy importante”.
No fue una campaña fácil. “La Libertad Avanza fue directamente contra mí durante la campaña, buscando atacarme y desprestigiarme. Pero estamos acostumbrados. Sabemos lo que implica hacer política en estos tiempos, y esperamos que para las próximas campañas ese recurso ya esté agotado”.
Lejos de declarar la derrota como el fin, Salvatierra la ve como un nuevo comienzo. “Hace poco tiempo muchos decían que el peronismo estaba muerto en la Ciudad. Hoy no solo obtuvimos el segundo lugar, sino que somos la primera minoría legislativa. Eso no es menor si uno lo pone en contexto”.
En un escenario donde el PRO quedó tercero y desdibujado, el peronismo resiste, se reconfigura y, con figuras como Salvatierra, empieza a proyectar más allá del 2025. El golpe fue fuerte, pero no final. Como diría él: todavía hay margen para sorprender.
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por R.N.
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