Crítico con sus antiguos compañeros de fila y conciliador con quienes ahora llevan la delantera en la carrera electoral, Sergio Massa relanzó su candidatura presidencial. Con un tono enfático y desafiante promete ser el “puente para el siglo XXI, rumbo al cambio justo, para poner al país en la senda del futuro y el desarrollo”.
Sergio sabe que sin una alianza con el resto de los competidores sus posibilidades se achican; y a su vez, no ignora que para una gran parte del electorado no es más que kirchnerismo reciclado, y del peor.
Con inteligencia, audacia y conociendo el lugar que ocupa en el ajedrez electoral llamó a la oposición a unirse, a abrirse para ir todos juntos por el cambio “justo”. El cambio que no retrotrae al pasado como le gusta decir a Cristina, el cambio que empodera a los débiles y golpea con fuerza a los pecadores, los corruptos, los que buscan perpetuar la miseria del pueblo y la rentabilidad de empresas y negocios privados nacidos de fondos públicos.
Massa se dio cuenta que quizás no llegue a ser el presidente de todas y todos, pero la intención de voto con la que hoy cuenta lo ubica en un lugar privilegiado. Un lugar que todos quisieran.
por Mariana Antista
Comentarios