Thursday 21 de November, 2024

TECNOLOGíA | 02-03-2016 20:18

Internet y soberanía: ¿de quién son los datos?

Natalia Zuazo, autora de "Guerras de internet", resalta la dimensión política y económica de la red. El acuerdo de Facebook con el gobierno de Macri.

Alrededor de 3.400 millones de personas hoy día se conectan a internet, algo que representa el 43% de la población mundial. Tan natural se ha vuelto navegar por la Red de redes para jugar, conversar con otras personas, distraerse, trabajar, buscar información y hasta hacer trámites burocráticos, que pocos son los que hacen preguntas acerca de cómo funciona y qué consecuencias tiene. Y esa es la principal preocupación de Natalia Zuazo, periodista especializada en temas de tecnología: que cada usuario tome conciencia de que internet es mucho más un espacio incorpóreo.

“Las empresas nos hablan de internet como una nube de ondas que atraviesan el aire, de hilos que nos cruzan por todos lados y llegan a nuestra computadora o teléfono cuando necesitamos un camino libre para mandar un mail o descargar una foto. Pero la internet real es distinta –resume, en su libro “Guerras de internet: un viaje al centro de la red para entender cómo afecta tu vida”-. La Red está hecha de conexiones físicas y sociales muy concretas. Los hilos por donde viajan los bits se pueden tocar. Son tubos, caños, edificios (...). Y los manejan personas: los dueños de las empresas, sus empleados, sus accionistas”.

De algún modo, lo que Zuazo, politóloga en sus orígenes, trata de hacer con su libro es que los cibernautas sean conscientes de que internet tiene dueños y reglas. Y que, en consecuencia, no es solo una herramienta casi omnipresente de la vida moderna, sino un espacio donde se juegan intereses políticos y económicos.

Natalia Zuazo: Es necesario derrumbar el mito de que internet está en el aire, porque ése es un mito creado por la publicidad y el marketing de la tecnología, que ayudan a que esa tecnología aparezca como ajena a nosotros. No nos preguntamos por estos dispositivos, pero ellos almacenan cada vez más cantidades de información sobre la gente, su vida, sus sentimientos, su privacidad, su trabajo. Seguir sin saber cómo es y cómo funciona no es opción, porque hay derechos de las personas que se están jugando en la Red, y es necesario conocerlos.

Noticias: Normalmente, a partir de un mito nacen otros mitos. ¿Cuáles son, en el caso de internet?

Zuazo: El más extendido es que si internet está en una nube y el wifi está en el aire, entonces la Red es gratis. Y esto no es así. El primer pagador de internet es el usuario, que en la Argentina está invirtiendo en una conexión cara y mala. Cualquier especialista en telecomunicaciones lo sabe: la competencia es la garantía de la calidad. Pero en nuestro país tenemos solo dos empresas que se dividieron el mercado luego de las privatizaciones, Telecom. y Telefónica, a las que luego se sumó Fibertel, que concentran el 80% del mercado. Cuando una persona se conecta está pagando por un servicio que, comparado regionalmente, es malo y caro. En Brasil, en Uruguay tienen un promedio de velocidad de entre 12 y 14 megas, mientras que nosotros apenas tenemos de 3 a 5 megas.

Noticias: ¿Cómo puede revertirse o compensarse esto?

Zuazo: En Uruguay, por ejemplo, hay un modelo estatal (el de Antel) que invirtió mucho en infraestructura. Pero en México, que también es muy concentrado y sería el modelo más cercano al nuestro, lo que equilibra la balanza es que haya organismos regulatorios fuertes que hacen que el Estado esté muy presente y se meta con los propietarios. En la Argentina no ha sucedido eso, ningún gobierno, desde las privatizaciones hasta ahora, ha intervenido en ese mercado. Primero tuvimos a cargo a la Secretaría de Comunicaciones (SECOM), que cedió la responsabilidad a la AFTIC en diciembre del 2014. Pero ahora, con la eliminación de ese organismo, todo está en el limbo. Se supone que la intención de este nuevo gobierno es ir hacia un ente que controle medios y telecomunicaciones, la ENACOM, pero aún no sabemos qué va a suceder.

Noticias: También recibimos publicidades más y más personalizadas...

Zuazo: Esa es la segunda forma en la que pagamos por usar internet: a través de nuestros datos. Uno se conecta a una gran Red cuyo modelo de negocios es crear perfiles de los usuarios absolutamente targetizados en sus consumos. Cada vez que alguien navega por la web va dejando miguitas de pan, datitos que son recogidos para vender productos y servicios...

Pregunta: Los algoritmos hacen eso, nos crean un barrio y un mercado...

Zuazo: Sí. Y a partir del perfil de usuario que esos algoritmos ayudan a crear basándose en las preferencias que manifiesta una persona, se venden anuncios publicitarios. Esto es así, no se puede ir contra esto porque para eso haría falta que el modelo de negocios de internet cambiara. Lo que sí podemos hacer es conocer y tener muy presente esta realidad para evitar la ingenuidad de creer que Facebook es solo una red social y que Google, un buscador. La verdad es que ambas son las empresas de publicidad más grandes del mundo. Tienen las bases de datos más grandes y se convirtieron (gracias a sus algoritmos) en un shopping planetario.

Secretos. Es a partir de esto que se cae el mito de la internet comunitaria y gratis. “En los principios de los tiempos la Red tenía una infraestructura más abierta y cooperativa –admite Zuazo-. Y todavía hay algunos espacios que mantienen esa estructura, como Wikipedia. Pero esos esquemas se van cerrando, se van privatizando. Internet comenzó a privatizarse a mitad de los ´90 y ahora, además, está cada vez más concentrada: cinco de cada diez personas en el mundo están navegando o usando algún servicio de Google, de Facebook, de Microsoft, de Yahoo! o de AOL.

Noticias: Y aquí entra el tema de la privacidad de esos datos nuestros que vamos desperdigando sin darnos cuenta.

Zuazo: Cada uno puede elegir si dar o no sus datos, pero lo importante es hacerse la pregunta antes de instalar cualquier aplicación: ¿Quiero que una empresa o el Estado acceda a toda esa información? El caso de las aplicaciones  para teléfonos celulares es claro, y muy poca gente se toma el tiempo necesario para analizar toda la información a la que el software pide acceder para descargarse en el smartphone.

Una postura es decir `yo no tengo nada que esconder y por eso no me cuido al dar información personal´. Podría ser una postura ingenua pero válida si nadie nos controlara. Pero en esta época, en la que inclusive nos están espiando las redes sociales desde el Gobierno, siempre hay que tener en cuenta que esa información que uno publica deja de ser privada inmediatamente, porque cualquiera de nuestros contactos le saca una captura de pantalla y la difunde.

Noticias: ¿Qué opciones hay para protegernos de esto?

Zuazo: Las empresas podrían pagarnos por nuestros datos. Es una postura sobre la que hay algunos debates, pero para mí eso es como legalizar la prostitución. Si uno deja toda su información y recibe dinero por eso, se está generando una desigualdad. La tercera opción, y la que más pertinente me parece, es reconocer que las personas sí tienen información privada, que es la base de la democracia, y que hay que cuidarla. Pero se trata de un cuidado personal. Porque la posibilidad de que otro acceda a esa información está, y entonces el que se tiene que cuidar es uno, es una responsabilidad y un derecho que uno debe proteger.

En este caso tenemos herramientas para protegernos, como la encriptación y las comunicaciones seguras. Otro punto importantísimo es conocer qué leyes hay en nuestros países para cuidarnos. En la Argentina hay una ley de protección de datos, pero ¿sabe alguien cómo funciona? En la Ciudad de Buenos Aires existe una Defensoría de Protección de Datos Personales adonde uno puede recurrir si hay algún problema con su nformación. Pero aquí se suma la dificultad de que nuestros datos están en Facebook, en Yahoo!, en Google, que poseen servidores y oficinas de resolución de conflictos en otros países. Hay un tema de soberanía digital.

Gobierno. Uno de los grandes problemas que se derivan de la tercerización de la información personal, del hecho de ponerla en manos de empresas extranjeras, es que compañías o gobiernos de otros países tienen acceso a información que puede ser sensible para la Argentina. El usuario no es consciente de eso. Y ahí es donde quienes sí deberían ser muy conscientes son los gobiernos.

Un tema que tuvo poca repercusión luego de las reuniones que mantuvo en Davos (Suiza) el Presidente Mauricio Macri, fueron los temas tratados con Sheryl Sandberg, la dos de Facebook.

Allí se decidió que el Ministerio de Modernización lanzaría una prueba piloto de uno de los productos menos conocidos de la red social: Facebook at work. Básicamente, se trata de un software de productividad que permite gestionar el trabajo diario y tener una evolución de la productividad de los empleados. Hay otras aplicaciones de este estilo y se usan en el ámbito privado, pero el anuncio de su empleo en el Estado argentino en una nota publicada por iProfesional, desató el debate.

Zuazo: Esto es bastante grave, porque toda la información que el Estado argentino vuelque en esa aplicación estará alojada en la infraestructura de Facebook. Imaginemos que esto suceda luego con los datos de la Anses. Es muy peligroso. Además, hay personas de tecnología de diferentes áreas de gobierno que se dedican a desarrollar este tipo de softwares, y en los últimos años hubo muchos avances para que lograr que el soft usado por el Estado sea abierto, libre, lo cual permite no solo que uno modifique el programa, sino que lo haga según sus propias necesidades.

Esto tiene que ver con el tecno optimismo, con la idea de que toda tecnología es mejor y que hay que adoptarla sí o sí para no quedarse afuera, como sucede con el voto electrónico.

Otro tema es la posibilidad de que el Estado argentino acepte emplear otra aplicación creada por Facebook, Free Basics. Fue desarrollada para funcionar en teléfonos celulares y llevarle internet al 57% de la población del mundo que hasta ahora nunca se conectó a internet que, no casualmente, vive en países subdesarrollados.

Zuazo: El problema es que esta aplicación solo brinda acceso a cierta parte de la Red, brindando una internet reducida, de segunda, decidida para el usuario, que deja de navegar libremente. Para los gobiernos es una forma sencilla de sacarse el problema de la conectividad de encima. Pero es como darle a alguien una casa de cartón en lugar de una de material.

En los últimos años, el Ministerio de Planificación construyó la Red Federal de Fibra Óptica, de 30 mil kilómetros. “Teniendo infraestructura disponible para conectar de verdad a los argentinos, y faltando la última milla, habría que trabajar en conjunto con el sector privado para resolver ese tramo. Y no recurrir a un tercero que cobra por una aplicación que ni siquiera brinda una internet con todas sus ventajas”.

Para Zuazo, el escenario es claro: “En un punto de no retorno, lo más acertado sería pensar que internet ya no es ingenua. Y que tampoco deberían serlo sus usuarios”.  

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