Me parece una vergüenza que los políticos no viajen. Toman el avión, los esperan en el aeropuerto y los meten en el hotel cinco estrellas hasta que van a la conferencia y vuelven al hotel. No caminan por la calle, no ven la realidad”. Para este hombre –abogado, empresario, coleccionista de arte, docente, fundador y presidente de la Fundación Konex– viajar es el gran aprendizaje. Le quedan pocos países por conocer; sobre una estantería en su oficina hay cientos de esculturas traídas de sus recorridos por el globo. Están organizadas por sectores, no deja que las limpien –“no quiero que las cambien de lugar” – y reconoce cada una con su historia. Su fundación, creada en 1980, otorga los Premios Konex a las figuras notables de la cultura argentina; desde 1991 organiza el ciclo “Vamos a la música”, destinado al público infantil, y atesora la Ciudad Cultural Konex.
Noticias: Se recibió de abogado a los 19 y a los 20 fue profesor de alumnos mayores que usted. ¿Cómo manejó esa asimetría?
Luis Ovsejevich: Entré al Cangallo Schule a los cinco años, leyendo y escribiendo; a los tres tocaba el piano porque la veía a mi madre, si me lo hubiesen inculcado sería pianista. Cuando llegué a quinto grado quise dar sexto libre, un maestro de geografía dijo que mi letra era desprolija y no me autorizaron. Nos mudamos y pasé a un colegio estatal, de allí a la secundaria Manuel Belgrano. En primer año tuve el Bar Mitzvah y se me ocurrió dar segundo libre. Rendí los once exámenes en diciembre y los aprobé. Entré a tercero con 13. Di cuarto libre y entré a quinto año con 14. Algunos compañeros me hacían bullyng, ellos tenían 17 y yo era un nene. Por eso ingresé a la facultad a los 15 y a los 19 era abogado. Fui docente en Derecho y en Ciencias Económicas.
Noticias: Dejó la abogacía y la docencia para ser empresario. ¿Tenía la convicción de ser exitoso?
Ovsejevich: No se puede tener esa certeza. A la profesión nunca la sentí, por eso di clases. Me recibí y fui a trabajar a un estudio jurídico que le llevaba los asuntos a mi papá pero perdía el tiempo. Así que le dije que me abriría por mi cuenta, a los 20, a los dos años ya tenía dos abogados trabajando conmigo. En el ´69, con mi mejor amigo, decidimos hacer un negocio. Vi que el futuro estaba en representar marcas y viajamos a Europa y Japón. Trajimos varias marcas, las más importantes eran Toshiba y Canon, y atacamos a Xerox, el monstruo de la época. Fuimos creciendo pero con mi socio no nos entendíamos. Él tenía tenis, psicoanálisis, y yo trabajaba como una bestia. Uno puede aceptar un socio que labura menos pero no al que se lo pasa dando contraórdenes. Repartimos las marcas y me quedé con Canon. Intentó hundirme pero a los tres años se fundió. Acaba de fallecer.
Noticias: El Teatro Colón no se alquila, le dijeron, pero lo consiguió.
Ovsejevich: Quería celebrar los diez años de mi empresa. Se me ocurrió alquilar el teatro pero recibí un no. Insistí al año siguiente, y aunque el director sostuvo la negativa, me derivó con el abogado, que había sido alumno mío. Le dije: "Compro una función, todas las entradas". “Eso podría funcionar”, me dijo. Miramos la programación y el 1 y 2 de agosto del ´79 venían Les Etoiles de la Ópera de París. Compré las del 2 de agosto. Fue impresionante. Clarín me llamó para preguntarme cómo lo había logrado, le di la fórmula y en noviembre el diario compró un día de Ópera. Así continuaron otras empresas hasta que el Chase Manhattan Bank sirvió comida y fue desatinado.
Noticias: ¿Cómo se le ocurrió crear la fundación? ¿Por qué y para qué?
Ovsejevich: Cuando estaba con mi ex socio, trabajaba en favor de la comunidad haciendo donaciones y torneos de ajedrez internacionales. Cuando instalamos la fotocopiadora número mil, la donamos a la Base Vice Comodoro Marambio y fui a la Antártida a instalarla. Él no lo compartía. Un día iba en el auto con mi mujer y mis chicos al country y pensé: "Quiero inventar algo que muestre a los mejores de la Argentina". Mi libro de cabecera es “El hombre mediocre”, de José Ingenieros. “¿Cómo hacemos para salir de la mediocridad?”, me preguntaba en 1986. ¡Hoy estamos peor que en ese momento! Armé una estructura de premiación: 20 disciplinas, 20 jurados, 5 en cada disciplina para que sean 100, todo se me ocurrió en un par de días.
Noticias: ¡Cerebro de Virgo!
Ovsejevich: Sí, totalmente racional y detallista. Pensé, lo que más me interesa destacar es a la gente de ciencia, tecnología y humanidades. Pero si empiezo con esto no llego al público. Por eso el primer año arranqué con deportes, el segundo con espectáculos, después artes visuales, luego ciencia y tecnología. En el momento se eligió el Konex de Brillante y fue para Juan Manuel Fangio, que dijo: “Espero que no me falle el de la zurda porque es la primera vez que me premian en la Argentina”.
Osvejevich publicó su biografía, “Álbum de mi vida”, con el formato de conversaciones con Albino Gómez. Él mismo financia los Premios Konex, elige al jurado y no tiene asesores creativos.
Noticias: ¿De quién es el diseño de las estatuillas?
Ovsejevich: Mío, con la agencia de publicidad que tuve cuando comenzamos. Nosotros, la empresa Konex, teníamos un logo (señala la base de la estatuilla) parecido a lo que tenía Acindar. A la agencia se le ocurrió usar el logo de base y levantar las cuatro columnas. Quería que quedara el mapa con las Islas Malvinas y así tomó forma. Dos personas me volvieron loco para que cambie la escultura: Norberto Fontana, Konex de Platino en 1982, y Marta Minujín. Pero dije no; el trofeo será siempre igual, como el Oscar que no cambia.
Noticias: El 2017 será el año del periodismo. ¿Ya está el borrador de los nominados?
Ovsejevich: Normalmente al día siguiente que entrego una premiación, armo el jurado del año próximo. El 15 de noviembre entregamos los de este año y al día siguiente empiezo con periodismo y comunicación. A veces consulto con gente idónea, quiero diferentes tendencias, con la famosa grieta quiero kirchneristas y antikirchneristas. Para la fundación no hay grieta. El presidente del jurado normalmente es quien ha sido diez años antes Konex de Brillante. Si no pone algún impedimento, sería Magdalena Ruiz Guiñazú.
Noticias: “Vamos a la música”. ¿Qué puede destacar de este ciclo para chicos?
Ovsejevich: Son tres hitos: los premios, el ciclo de música para niños y el centro cultural que se transformó en Ciudad Konex. En 1991, decidí crear un ciclo de música clásica destinado a los chicos, “Vamos a la ópera”, luego “Vamos al ballet”, quedó subsumido en “Vamos a la música”. Ya pasaron 26 temporadas y medio millón de chicos vieron los espectáculos. Hace un par de años me saludó un señor y me dijo antes venía con su hija, ahora viene con su nieta. El tercer hito es Ciudad Konex, cuando en 2002, en plena crisis, compré el edificio de la calle Sarmiento, que recicló Clorindo Testa. Ahora cumple diez años. Lo curioso es que los sub 40 conocen la Ciudad y los plus 40 los premios.
Noticias: Ha recibido críticas. ¿Cuál le resultó la más constructiva?
Ovsejevich: No me llegan las críticas; en Internet hay un tipo, Rodrigo Cañete, al que entrevisté en el momento en que buscaba un director y terminé tomando a otra persona. Pero no le doy crédito a lo que dice. Y en cuanto a lo que hago en la fundación, recibo elogios. No puedo evitar que en Internet se digan cosas. A través de los años, no llegan a diez los que rechazaron el Konex.
Noticias: En el mundo se habla cada vez más de las industrias culturales. ¿Qué significado tiene la denominación “industria cultural? ¿La cultura tiene que ser rentable?
Ovsejevich: ¿Qué entendemos por industria? Para mí es un fenómeno. ¿Y rentable? Si la cultura la brinda el Estado no tiene que serlo; si lo hace una empresa a través de una fundación, tampoco. Si es una persona individual, que quiere armar un teatro, tiene que serlo porque si no, se muere. Al menos tiene que ser autosustentable.
Noticias: Cuente sobre su familia, es poco lo que se ha difundido.
Ovsejevich: Estuve casado 16 años y después nos separamos; tuve una pareja durante casi 6 y falleció. Con mi esposa tuve tres hijos, la mayor Mariana (41) que me dio tres nietos, otra hija Silvana (39) y Andy (37), con tres hijos, que empezó el Centro Cultural Konex acá, en la calle Córdoba, y siguió con la Ciudad Konex en el Abasto. A todos, hijos y nietos, los he llevado y sigo llevándolos de viaje. Quisiera que me recuerden por haberles mostrado parte del mundo.
Noticias: Conoció más de 120 países. ¿Por qué los viajes son una prioridad?
Ovsejevich: Expanden la conciencia. No puede haber gente que gobierne el país sin haber conocido el mundo. Y no es Disney ni las principales ciudades estando de paso. Hay que ir y estar entre la gente.
Sissi Ciosescu
@Sissiciosescu
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por Sissi Ciosescu
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