La transparencia aún es una materia pendiente para el Presidente. Ya sea porque conserva hábitos del pasado o por desprolijidad, lo cierto es que no logra salir del embrollo.
Cuando accedés a la presidencia de un país se acabó la tolerancia de los terceros. Todos pondrán la lupa en los pesos o millones de tu patrimonio. Las ONG, los periodistas, la Justicia independiente y los opositores observarán con cuidado los detalles de pasado y presente. Por diferentes razones, todos estarán agazapados esperando algún movimiento sospechoso, repararán en cualquier error o paso en falso.
Salvo que lo haga adrede para distraer la atención y sacar algún rédito, más vale, señor Presidente, que no deje margen dudas, pues ríos de tinta llenarán los periódicos y las noticias mantendrán el tema en la agenda diaria.
Por ahora, el presidente Macri no ha sido cuidadoso con su contabilidad personal: presentó errores e inconsistencia en sus sucesivas declaraciones juradas, quedó atrapado en los Panamá Papers, mantuvo dinero en un paraíso fiscal y tropezó al pretender prolijidad mediante un fideicomiso ciego, que no es ni ciego y quizá tampoco sea un fideicomiso de verdad.
Por la historia de los últimos años, los argentinos necesitamos un presidente fuerte, invulnerable, empezando por sus cuentas personales. No son suficientes ni aceptables infantiles explicaciones que se quieren dar a cuestiones sensibles como el patrimonio personal. Por eso, un fiscal no se conforma con descargos que no lo termina de convencer.
Nicolás Caputo, el amigo del Presidente, maneja una parte de dinero del jefe del gobierno (un préstamo de 22 millones de pesos, según su última declaración). Lo hizo en los últimos años y parece que lo seguirá haciendo. Al mismo tiempo, Caputo es contratista del Estado argentino, el mismo Estado que preside su amigo y acreedor Mauricio. Y ello rotundamente no puede subsistir. Tiene que parar.
Caputo debió haber devuelto su dinero a Macri, dejar su cuenta en cero, realizar una prolija rendición, pedir disculpas y no repetir el episodio. Sos amigo o sos contratista o sos un broker, pero todo a la vez, cuando el Presidente de un país es la contraparte, no se puede sostener. Si no querés ser cuestionado durante el período presidencial, debes optar. Más temprano que tarde. Como sospecho que Macri elegirá la Presidencia y la amistad con su amigo, deberían terminarse los negocios con el Estado, por más que Caputo tenga décadas en la obra pública.
Así como están las cosas es válido sospechar que Macri puede estar beneficiando a Caputo con las obras y Caputo le paga el favor mediante rentas y deudas inexistentes que esconderían el beneficio del "negocio".
Por favor, señor Presidente, usted puede completar su mandato sin mantener los saldos y negocios cruzados. Caputo, si es un amigo verdadero, podrá soportar su mandato sin negociar con el Estado.
El fiscal, los ciudadanos, necesitamos señales mucho más convincentes. Por favor, concentre su atención en gobernar lo mejor posible, omita por algunos años hacer crecer sus activos en bienes materiales y eso hará elevar otros activos mucho más importantes por estos tiempos, como son el prestigio y el reconocimiento de la sociedad.
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