La corrida cambiaria de mayo (la tormenta perfecta) dejó secuelas profundas en cuanto a la evolución de la política monetaria que pasó a ser evidente en los comportamientos tanto del tipo de cambio como de la tasa de interés con un elemento conductor común: la evolución del índice de precios.
Las modificaciones de la meta inflacionaria en diciembre de 2017 actuaron llevando la tasa de mercado a 27%, trasmitiendo señales contradictorias, y ello condujo a la incertidumbre que aún se encuentra siendo zanjada en parte y con bastantes dificultades (mutación de la tormenta) afectando a la economía real de manera inmediata.
El Consejo de Política Monetaria del BCRA confirmó a partir de la suba de la inflación en junio que su objetivo primario sería mantener una contracción monetaria, hasta que se produzca una convergencia en la evolución de los precios y la meta estimada para diciembre de 2018. Esto da una nueva función al Consejo de Política Monetaria que pasa a reconvertirse en un órgano resolutivo, ya que a partir de agosto, la frecuencia de toma de decisión de la política monetaria será mensual.
Esta situación explica la permanencia de las tasa de política monetaria en un orden de 40%. La incorporación de modificaciones en la política monetaria se basó fundamentalmente en disminuir el stock de LEBAC y una más aguda observación de los distintos agregados monetarios para seguir las metas de inflación.
La tasa de interés de política monetaria, evidenció el impacto del IPC INDEC de junio frente a mayo (3,7%), resultado de la situación cambiaria, estimándose que a partir de julio se empezaría a dar una desaceleración, aunque leve.
La participación de la autoridad monetaria en el mercado secundario de LEBAC durante julio se comportó en forma bipolar y se observó en la primera quincena una posición compradora y en la posterior, una vendedora, producto de la renovación parcial de los vencimientos de la licitación primaria.
Durante julio, la tasa a 35 días alcanzó 56,4% para quedar al cierre del mes 239 puntos básicos (45,5%) por encima de junio. El objetivo: estirar el saldo promedio del stock de LEBAC que vencían en agosto en la rueda de swap, trasladando 63.600 millones de pesos V.N. para septiembre.
Fue constante la colocación de LELIQ, que han incrementado su presencia entre los activos líquidos de las entidades financieras, para que mediante las letras de liquidez a fin de julio en valor nominal la circulación de los mismos haya alcanzado 150.241 millones de pesos.
La tasa de interés del mercado mostró en tasa fija un comportamiento al alza superior al de junio y las nominadas en UVA se mantuvieron en niveles similares a los de junio. A fin de julio, el call a un día hábil se ubicó en 38,7%; la tasa de interés promedio de operaciones a un día hábil entre entidades financieras (REPO) cerró en 38,2% (0,8 p.p. con relación a junio). Los adelantos en cuenta corriente de más de 10 millones de pesos a 7 días subieron 7,8 p.p. frente a junio (43,2%.).
Las tasas pasivas mantuvieron la tendencia ascendente que se insinuaron en junio con un comportamiento similar a las LEBACS.
El aumento estacional en julio de la demanda de dinero, impulsó el aumento del M2 (21,1% en 12 meses) privado, los depósitos del sector privado en pesos crecieron y el M3 privado también aumentó (24.4% en 12 meses anteriores).
La base monetaria amplia, compuesta por la base monetaria, el saldo de LEBAC, LELIQ y pases de las entidades financieras, se incrementó 27,4%.
Para los préstamos en pesos al sector privado, evidenciaron un crecimiento i.a. de 47,3%, pero se observa una interrupción en la tendencia creciente que habían evidenciado hasta mayo. Los préstamos en pesos mostraron caídas en casi todas las líneas de crédito, pero los hipotecarios de mayor aumento en casi 18 meses, dejaron de incrementarse.
La liquidez total se ubica en un 40% frente a los depósitos donde claramente se observan los efectos del cambio favorable a las reservas bancarias obligatorias en perjuicio de la liquidez excedente.
En el caso de las LETES (letras del Tesoro) que maneja Hacienda: en agosto se renovaron 430 millones de dólares, a 180 días con una tasa de corte de 4,99%; si bien el Tesoro había asegurado un rendimiento de 3,65% debiendo convalidar el aumento de tasa para conseguir el monto buscado, siendo el 54% del monto frente a la anterior colocación de julio, que se ubicó en 80%.
Esto estaría indicando una aversión al riesgo mayor y la baja liquidez que representa, en una semana con un country risk al alza. Esto supondría que los minoristas se han dolarizado, y preferido mejor liquidez frente por ejemplo al BONAR, que al rendir 7%, el mismo día, obligó a subir el precio de las LETES.
Expectativas. Los datos obtenidos del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) muestran los siguientes valores esperados:
Con respecto a la tasa de política monetaria con pase a 7 días para septiembre, el percentil 25, es decir menos del 25% de la muestra, estima que la tasa se ubicaría por debajo del 37.5%, mientras que el percentil 75, (75% de la muestra) espera que se ubicará por debajo de 40%, y el 25% restante espera un valor por encima.
El valor esperado promedio para septiembre se ubica en 38,7% con un desvío de 1,54 puntos porcentuales. Con respecto al promedio anual para 2018, las expectativas de mercado se ubican en 35,3% con un desvío de 2,6 puntos porcentuales. Mientras que para 2019 se espera una reducción de la tasa de política monetaria, con una media de 26,2% con su respectivo desvío estándar de 4,8 puntos porcentuales.
Con relación al tipo de cambio nominal para diciembre de 2018, se espera una media de 30.3 pesos con un desvío de aproximadamente 1 peso. El 25% de la muestra estima un dólar a 30, el otro 25% un dólar mayor a 31 pesos, mientras que el 50% restante lo espera en dicho intervalo. En promedio para 2019 la expectativa del tipo de cambio rondó en 35,8 pesos por un dólar, con una diferencia promedio de 2 pesos. Sin embargo el 25% estima un valor por encima a 37 pesos.
En cuanto a la inflación acumulada para 2018, el promedio se ubica en 31,7% con una desvío de 1,5 punto porcentual; sin embargo el 25% de la muestra estima una inflación superior a 32.1%.
Para 2019, se espera un nivel de precios promedio en 20,9% con un desvío de 2,1 puntos porcentuales. Para 2020, el promedio acumulado esperado es 15,7% con un desvío de 3,2 puntos, donde 25% de la muestra espera una inflación acumulada menor al 14% para fines de 2020.
La tormenta aún sigue indefinida, y frente a los resultados obtenidos y descriptos, la contracara, el nivel de actividad, refleja un frío panorama como lo evidencia el EMAE y el EMI, como también el nivel de la construcción.
por Enrique Dentice, Valeria Tomasini, Federico Favata
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