Tuesday 19 de March, 2024

MUNDO | 30-03-2023 09:41

Francia frente a una dura elección: un quiebre o la quiebra

Macron forzó un cambio en la edad jubilatoria y estallaron las protestas. El presidente dice que el sistema se encamina al colapso.

Francia se vio paralizada y sepultada en basura luego de que el presidente Emmanuel Macron impulsara por decreto su controvertida reforma del sistema de jubilación del país, un plan al que se oponen dos tercios de los franceses. Pero los miles de manifestantes que se reunieron en la parisina Plaza de la Concordia, son apenas un pequeño reflejo de un debate mundial que se repite en los Estados Unidos, Japón y otros lugares, que enfrentan el desafío de brindar una jubilación digna a un número cada vez mayor de ciudadanos sin agotar los recursos.

Le Monde escribió en un editorial: “Emmanuel Macron cumplió su promesa de campaña. Pero lo hizo con la espalda contra la pared, con la presión del movimiento de protesta en su contra”. Hasta aquí, las reformas de los programas de jubilación por vías parlamentarias han resultado imposibles, y no solo en Francia: un cerrado aplauso bipartidista se dio en el reciente discurso del Estado de la Unión del presidente Joe Biden cuando prometió proteger el Seguro Social y Medicare, a pesar de la evidente necesidad de reevaluar un camino que seguramente detone el presupuesto federal en una década.

Frente a ese escenario Macron insiste en que tiene razón, y que los datos lo respaldan: la ONU ha proyectado que para 2050, la cantidad de personas de 65 años o más se duplicará en el mundo, pasando de 700 a 1500 millones. Y Francia no es la excepción: su población aumenta en tres personas mayores de 65 años cada cinco minutos, según el Instituto Nacional de Estudios Demográficos. Al mismo tiempo, la esperanza de vida promedio del país ha aumentado en los últimos años a 85 años para las mujeres y 79 años para los hombres en 2020, algunas de las cifras más altas del mundo.

Fotogaleria Un manifestante sostiene una pancarta en la que se lee Francia en cólera mientras otro con una máscara de Guy Fawkes hace el gesto de la V durante una manifestación

Francia ya destina casi el 15 por ciento de su producto interno bruto en pensiones. Y el ajuste de Macron será pequeño en comparación con la mayoría de sus vecinos europeos, elevando la edad de jubilación de 62 a 64 años. Esto mantendría a Francia en línea por ejemplo con Alemania, donde la edad de jubilación es de 65 años (allí también los legisladores debaten si  será necesario elevarla a 67).

Firmeza

La modificación en dos años de la edad jubilatoria, había sido uno de los ejes de la campaña del presidente Emmanuel Macron. El senado galo le había dado ya media sanción al proyecto con el 62% de los votos, pero convencido que sufriría un revés en diputados, donde el peso de la izquierda es notable, el mandatario avanzó de todos modos.

Fotogaleria Un manifestante pasa con un monopatín por encima de contenedores de basura en llamas durante una manifestación en Francia

Macron ya había intentado antes hacer cambios en el sistema de pensiones y había fracasado: en 2019, durante su primer mandato, planteó un plan diferente para unificar el complejo sistema de pensiones francés, argumentando que deshacerse de los 42 regímenes especiales para sectores que van desde trabajadores ferroviarios y energéticos hasta abogados, era crucial para mantener la viabilidad financiera del sistema. Las protestas contra esas propuestas duraron más que cualquier huelga desde los paros de trabajadores de 1968 (el famoso mayo francés), y los cambios de Macron finalmente se archivaron al comienzo de la pandemia de coronavirus en 2020.

La discusión volvió a surgir sin embargo durante la última campaña presidencial. El presidente reavivó el compromiso de la reforma. El Senado, dominado por conservadores, aprobó los cambios en el sistema jubilatorio por 193 votos contra 114. Pero el principal desafío para el gobierno de Macron estaba en la cámara baja, la Asamblea Nacional. Cuando la primera ministra Élisabeth Borne no logró encontrar una mayoría viable en el parlamento, Macron decidió apurarse al peso de una votación en contra e invocó el artículo 49.3 de la constitución para impulsar la legislación sin votación.

Riesgos

Los analistas marcan que esto expone al presidente y su ministra a un voto de no confianza en el que podría perder el gobierno. Y si eso sucede, quien asuma seguramente anulará el decreto que llevó a Macron a la ruina. Los sindicatos, que se han mostrado sorprendentemente unidos pese a sus declamadas diferencias políticas, aseguran que la reforma penalizará a las personas de bajos ingresos en trabajos manuales que tienden a comenzar sus carreras temprano, obligándolos a trabajar más tiempo que los graduados que se ven menos afectados por los cambios.

Fotogaleria Manifestantes corren entre el humo de gases lacrimógenos junto a una hoguera callejera durante una manifestación en el marco de una jornada nacional de huelgas y protestas en Francia

Las encuestas de opinión muestran en sintonía que 66% de los franceses se oponen a los cambios en las pensiones y apoyan el movimiento de protesta, que alcanzó su punto máximo la pasada quincena cuando aproximadamente 1,28 millones de personas salieron a las calles. Los trabajadores del transporte, de la energía, los estibadores, los maestros y los trabajadores del sector público, incluido el personal de los museos, han realizado huelgas: la de los recolectores de basura ha provocado la acumulación de más de 7.000 toneladas de desechos en la mitad de París.

Y es que para los franceses, el sistema de pensiones es la piedra angular del modelo de protección social del país. Un modelo al que los políticos llaman "solidaridad entre las generaciones", y donde la población activa financia a todos los jubilados (como el sistema argentino), que reciben una pensión estatal. Un beneficio que se niegan a revaluar y cuya viabilidad será puesta económicamente a prueba pronto.

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Maximiliano Sardi

Maximiliano Sardi

Editor de Internacionales.

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