Imparable, la fotografía tomada por el buen mozo de Bradley Cooper junto a la carismática Ellen DeGeneres y un grupo de talentosos actores dio la vuelta al mundo en tiempo real durante la última entrega de los premios Oscar, la semana pasada en Hollywood. La “selfie” (autofoto) vía Twitter fue compartida más de 2,3 millones de veces, cifra que la convirtió en la foto más retuiteada de la historia. En este caso, el fenómeno es Twitter (y la publicidad del aparato utilizado para tomar la imagen) pero la técnica es la fotografía, incorporada a los museos recién a mediados del siglo XX.
Contrastantes y complementarias, dos ricas exhibiciones en Buenos Aires dan cuenta del arte de la fotografía. La muestra de Marcos Zimmermann (Buenos Aires, 1950) es un reconocimiento a la vasta trayectoria del difundido artista, notable por sus imágenes en blanco y negro, publicadas en una docena de libros. Por el contrario, la exposición dedicada a la oculta y coloreada obra de Josefina Oliver (Buenos Aires, 1875-1956); será también un descubrimiento de la personalidad de la artista, que trabajó contra viento y marea a partir de 1892.
“Marcos Zimmermann 360º” es la muestra retrospectiva del artista, curada por Oscar Pintor en sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta. Reúne una selección de 200 estupendas fotografías y resume 40 años de apasionado trabajo dedicado principalmente a examinar la identidad del país, pero también la de Latinoamérica, con pinceladas de escenarios europeos y japoneses.
Fotografía directa en piezas que van desde los tempranos trabajos experimentales, series políticas, ensayos sociales, exploración del paisaje, y más, como los “Desnudos sudamericanos”. El color aparece aquí y allá pero el blanco y negro se roba las miradas, como en esta vista de Buenos Aires: “Riachuelo visto desde la Vuelta de Badaraco” (1994). Se exhiben tanto imágenes vintage (tomas antiguas) inéditas como obras contemporáneas nunca antes expuestas en gran formato, que dan cuenta de la excelencia de la obra de quien, como dice Eduardo Villar en el catálogo, “no busca fotografiar un instante y convertirlo en eterno sino fotografiar lo eterno y convertirlo en instante” (al jueves 27/3; martes a viernes de 13 a 20 y sábados, domingos y feriados de 11 a 20).
“Colores del silencio” es la obra de Josefina Oliver, “fotógrafa, escritora, editora y productora de sus propias creaciones”; inaugura el jueves 13 en el Palais de Glace. Las fotografías, collages y textos (por su tamaño, muchos reproducidos para la exhibición) abren una ventana al tiempo en que, aún con suficientes recursos económicos, las mujeres carecían de independencia. Intrigada porque la familia hablaba de ella como alguien inusual, su sobrina nieta y curadora Patricia Viaña, encontró casi de casualidad el universo visual de Oliver, archivado entre las páginas de su Diario.
La época y sus padres, fueron escollos a superar pero su marido (y primo) José Salas fue su cómplice. “Sus fotos, realzadas por su iluminado, pasan a ser cuadros; sus collages, que denomina “pegotes”, descuidan el corte y la línea en la forma, pero en su estructura expresan una interioridad libre”, apunta Viaña. Aún cuando hay muchos autorretratos, el que aquí se reproduce, de 1905, es cabal expresión de sus intereses: relato escrito y visual (al 20/4; martes a viernes de 12 a 20 y sábados, domingos y feriados de 10 a 20).l
por Victoria Verlichak
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