La psoriasis es una enfermedad crónica inflamatoria de la piel, no contagiosa, que compromete las mucosas, uñas y articulaciones, afecta a casi un millón de personas en nuestro país y, según advierten los especialistas, el 56% de las personas afectadas de psoriasis severa puede sufrir artritis psoriásica.
Tanto la psoriasis como la artritis psoriásica son de origen desconocido y autoinmunes. En el caso de la psoriasis, la inflamación se concentra en la piel, donde se desarrollan placas escamosas rojas y blancas, mientras que en la artritis psoriásica, el daño se manifiesta en las articulaciones. Y los síntomas de las dos enfermedades no son permanentes, pueden aparecer y desaparecer, variar de una persona a otra, y cambiar de lugar incluso en el cuerpo de un mismo paciente.
La detección temprana de la artritis psoriásica es fundamental para frenar su evolución y evitar la alteración en la calidad de vida. De acuerdo con el especialista Javier Ubogui un diagnóstico tardío "puede llevar a que se generen lesiones permanentes en las articulaciones, con intenso dolor y limitación en los movimientos", algo que “repercute en la calidad de vida del paciente, incluyendo su estado de ánimo, su desempeño laboral, sus relaciones familiares, su sexualidad y otros problemas".
Asimismo, Ubogui destacó que las personas deben consultar al médico cuando detecten síntomas de psoriasis: placas de piel enrojecida, bien delimitadas, cubiertas de escamas blanquecinas en codos, rodillas y cuero cabelludo, picazón en esas zonas y uñas con cambios de color y grosor. Mientras que entre los síntomas de artritis psoriásica suelen ser dolor en las articulaciones, dolor de espalda, manos rígidas por más de 30 minutos por la mañana y dolor e hinchazón de dedos y muñecas.La enfermedad también se presenta con hinchazón del tendón de Aquiles y dolor en los pies, tobillos, cadera y codos.
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