“Abrazame. Abrazame fuerte y no me sueltes, por favor. Yo sé que cuando me despierte ya no vas a estar y voy a volver a estar solo. Sé que los que están a mí alrededor es por la plata. Hasta mi ex mujer me cagó. Mis hijas se la pasan echándome en cara los errores que cometí. Estoy arrepentido de todas las cagadas que me mandé. Me encantaría poder disfrutar de mi hijo (Dieguito Fernando), pero el cuerpo ya no me lo permite. Si sigo adelante es por la enseñanza y la fuerza que me dejaron mis viejos, porque yo ya no le encuentro sentido a la vida”. Esta dura confesión se la hizo Diego Maradona a una modelo y bailarina con la que compartió varias noches en Nordelta, en julio del año pasado. La joven, por entonces rubia, como le gustan a él, llegó allí invitada por el amigo y mano derecha de “El Diez”, Alejo Clérici, cuando Maradona estaba en un impasse con Rocío Oliva.
La modelo, quien pidió preservar su nombre, le confesó a NOTICIAS que el máximo astro del fútbol argentino no paraba de llorar, mientras le repetía las mismas palabras que minutos antes había dicho frente a todo su séquito de asistentes, amigos y custodios. “Les estaba reprochando en la cara el uso que hacen de él y nadie se animó a decirle nada, todos se quedaron callados la boca y agachaban la cabeza mientras Diego hablaba y levantaba la copa de champán Cristal”, recordó la bailarina.
La noche de la cruda confesión de “El Diez” fue la del último encuentro que tuvo la modelo con el astro. Apenas 48 horas después, Maradona partió hacia Dubai y no volvieron a verse. Pero no fue la única vez que compartieron una noche en Nordelta. “El día que Diego se puso a llorar y reflexionó sobre lo solo que se siente terminó durmiéndose sobre mi pecho, como un chico, triste y solitario”, recordó la bailarina.
Todo el tiempo, como si se tratara de un ritual al que Maradona ya está acostumbrado, los custodios y Clérice se asomaban a la habitación en la que la pareja intentaba tener un rato de intimidad. “La primera vez que fui a Nordelta fue porque mi amiga me dijo que un famoso quería conocerme y acepté sin saber que era Maradona. Cuando estábamos en la habitación, yo veía cómo se asomaban Alejo y los custodios para 'controlar', decían. Diego y yo estábamos desnudos y teniendo sexo. Eso me molestó, pero no me animé a decir nada por miedo a que se enojen”, recordó la joven.
Según el relato de la modelo, que llegó a las puertas de Nordelta en un auto puesto por Diego y allí la esperaba un asistente y un custodio para conducirla hasta la casa.
Aunque se muestra públicamente como un hombre fuerte y superado, en la intimidad, Diego parecería no estar bien. Unas semanas antes del primer encuentro con la modelo, el 25 de junio, había fallecido su padre, Don Diego. A eso hay que sumarle que, en ese momento, “El Diez” estaba separado de Rocío Oliva, su novia; tenía una mala relación con la madre de su hijo menor, Verónica Ojeda; y se encontraba en pleno litigio judicial con su ex, Claudia Villafañe, por los departamentos que ella había comprado en Miami sin que él supiera nada. Un cóctel de problemas que afectarían a cualquiera.Quizá, Diego sufre el mismo karma que llevó al peor final a muchas celebrities mundiales: el castigo de vivir teniendo todo y nada a la vez.
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