“No estoy pensando que será fácil, estoy pensando que valdrá la pena”. Morena Rial tomó la decisión de realizarse un bypass gástrico para combatir su obesidad mórbida, después de haber sufrido un terrible bullying en la escuela y brutales cargadas en las redes sociales que la obligaron a modificar su estilo de vida. La hija mayor del conductor, de apenas 17 años, se someterá a la misma intervención quirúrgica que se hizo Diego Maradona, en el 2005. Sin embargo, para un adolescente, existen riesgos adicionales en este tipo de cirugías. Y básicamente tienen que ver con la necesidad de realizar un postoperatorio muy controlado para que el peso no vuelva a dispararse y el estado de ánimo no decaiga.
“Con la intervención no alcanza, sobre todo en un menor, porque la persona operada que no cuenta con un entorno que lo contenga y que no sigue un buen tratamiento postoperatorio puede volver a engordar y, lo que es peor, corre el riesgo de caer en una profunda depresión”, advirtió a NOTICIAS la nutricionista de la Fundación Favaloro, Mónica Katz. Esta experta en obesidad mórbida atendió a Morena en una primera instancia de este proceso.
Riesgos a afrontar. “Más allá de tener un problema congénito, la persona obesa vuelca en el comer todos sus fracasos y la discriminación. Dedica muchas horas a la comida. Y, una vez operado, ese espacio queda vacío”, aseguró Katz. La nutricionistqa explicó que un obeso piensa que su problema es la gordura y cree que sacándosela va a ser exitoso y popular. “No siempre se cumplen las expectativas que tiene el obeso operado. Por eso es fundamental el trabajo del psicólogo, antes y después de la intervención”, agregó.
Según el cirujano especialista en obesidad que operó a Diego Maradona en Venezuela, el colombiano Carlos Felipe Chaux, “el riesgo de vida en una adolescente que entra a un quirófano es menor al de un adulto, entre 0,2% a 1,3%. Y las probabilidades de una complicación de sufrir una fístula gastro-gástrica es de un 1,4%”. Así y todo, el profesional explicó que, al tratarse de una adolescente en pleno desarrollo, la posibilidad de que el nuevo estómago se agrande es mayor si no se sigue una dieta estricta, ya que, según un estudio realizado en Estados Unidos, tres de cada diez personas operadas vuelven a engordar.
El día después. Dos semanas después de realizado el bypass gástrico, Morena comenzará a notar un cambio importante en su peso. “Al principio si come no va a poder tomar agua. Es una cosa o la otra. No va a poder ingestar más que el equivalente a dos cucharadas soperas. De a poco, a a poder comer un poco más”, explicó Katz.
Según el cirujano de Maradona, con el tiempo, el paciente llega a comer lo que desee, ya que la reducción del estómago hace que la persona ingeste porciones más pequeñas. Sin embargo, Katz asegura que “quienes se operan, a los dos años se sienten bien y abandonan los controles. Y eso puede hacer que el estómago se adapte y recupere el peso perdido”.
Otra traba que deberá superar la hija de Rial es la consecuencia física de adelgazar en proporciones importantes. “A veces, los pacientes bajan tanto de peso que los sobrantes de piel empiezan a molestar. Para una mujer, cosas normales como ponerse una remera sin mangas puede volverse traumático”, explicó Katz. Sobre este problema, y la frustración de un paciente que ve que su vida no cambió como esperaba, la psiquiatra especialista en adolescentes, Blanca Huggelmann, aseguró que “hay que preparar al paciente para que cuando eso suceda no caiga en una depresión que, en un adolescente que sufrió bullying, puede potenciarse”.
Morena probó dietas y tratamientos y nada le sirvió. Lo pensó en soledad hasta que, hace unas semanas, llamó a su padre y se lo dijo: “Quiero hacerme un bypass”, según reveló públicamente el periodista, quien se negaba a tal intervención. Incluso, a Rial, el tener la cabeza en la operación de su hija le costó la relación con Agustina Kämpfer. Pero la fortaleza de Morena lo convenció. Él no tiene dudas de que todo saldrá bien, porque, como aseguró, sabe que su hija es “una leona”.
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