Angelo Calcaterra, el primo empresario de Mauricio Macri, cultiva un bajísimo perfil del cual está orgulloso. No es el único: también se lo inculcó a sus hijos, María, Antonio -que lleva el nombre de su abuelo y es el más joven-, y Pía.
La mayor es la bella María, de 28 años. Es una activa curadora de arte que incluso dirige una coqueta galería en Palermo Chico, en el piso 10 del histórico edificio de Ramón Castilla 2871. Es habitual encontrarse allí destacados cuadros y obras de estilo surrealista y vanguardista.
Su hermana Pía lleva el nombre de su abuela, la hermana de Franco Macri. Sus amigas la cargan por su parecido a la actriz Penélope Cruz. Ella también está en el mundo artístico: estudió teatro en la escuela del famoso Julio Chávez, luego de pasar por el Instituto de Educación Superior, un terciario dedicado exclusivamente al diseño de interiores y a la moda.
Todo esto, seguramente, lo habrán heredado de su madre, la ex mujer de Calcaterra: la escultora María Boneo, un año mayor que él. La anterior pareja del primo de Macri, que nació en Yugoslavia y se radicó en Argentina, se especializa en la talla de mármol, considerada en la disciplina como una de las ramas que más talento requiere. Boneo estudió tanto en Italia como en la porteña Escuela de Bellas Artes, donde también es costumbre ver a su hija María. Calcaterra ahora está en pareja con una mujer más joven.
Hace unos días se desató una polémica que involucró a otra de las damas de la familia: la sobrina del mayor accionista de IECSA, la abogada María Pía Monkes Calcaterra, fue designada “con carácter de excepción” en el Ministerio de Justicia de la Nación. Los nombres se repiten. Es una cosa de familia.
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