Yo no conocía a Gladys Cabezas. O sí, pero no de cerca: cuando asesinaron a su hermano, yo era un redactor junior recién llegado a NOTICIAS. El crimen fue un torbellino que nos sacudió por largo tiempo, y al cabo de los años, me crucé varias veces con ella en los actos conmemorativos por José Luis, pero apenas tuve la oportunidad de saludarla, mezclado en una marea de prensa, personalidades y otros interesados en acercarse a ella. El destino, a casi 20 años de la muerte del gran fotógrafo de la revista, nos permitió conocernos mejor: tengo el honor de ser uno de los encargados de representar a NOTICIAS en algunas de las “paradas” por todo el país de la muestra itinerante en homenaje a Cabezas, con una selección de sus mejores fotos. Y Gladys, nuestra invitada especial, nos acompaña siempre. En horas y horas compartidas de viajes en micros, aviones y autos, de desayunos en hoteles a las apuradas, de conferencias, presentaciones en radio y televisión, actos y cortes de cinta, la hermana de Cabezas se mostró como el ejemplo de evolución personal de una persona que perdió a un familiar a manos de la violencia social. De hecho, dejó la docencia tras el crimen de su hermano, estudió (y terminó) Psicología, y ahora trabaja como funcionaria en el área de Derechos Humanos, más concretamente en el edificio de la ex ESMA. En su trabajo y en la vida privada, además de mantener viva la figura y la causa por la muerte de José Luis, Gladys milita activamente en defensa de los derechos de todas las víctimas de la violencia en la Argentina. Esa parábola de vida encarna el sabio recorrido de la evocación social que se le debe a un muerto causado por el poder en su versión más injusta y cruel. Primero el estupor, luego el dolor intolerable, después el duelo, en seguida el recuerdo triste, más adelante la memoria colectiva y finalmente el recuerdo de la realidad histórica, más allá de los mitos heroicos y los relatos oficiales. La verdad más fiel posible sobre el personaje que ya no está, sus circunstancias y el legado presente y futuro. Todas esas etapas las transitó Gladys, aprendiendo y enseñando con su caso a que los demás sigamos ese camino de reparación y valoración del ser querido y -en parte- perdido.
Por eso en esta edición de los Premios Perfil, en que se entrega un reconocimiento especial a José Luis Cabezas por su calidad como reportero gráfico en NOTICIAS y por ser un emblema de la lucha de la prensa por la libertad de expresión desde su crimen en Pinamar el 25 de enero de 1997, la designada natural para recibir el premio en nombre de su hermano es Gladys: parte de ese premio también es para ella.
*Editor ejecutivo de NOTICIAS
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por Silvio Santamarina*
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