Estalló el verano. El 21 de diciembre se produjo la segunda renuncia resonante en el Gobierno de Mauricio Macri. La primera había sido la del director del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), Luis María Blaquier, el 5 de este mes. La segunda provocó un cimbronazo: dimitió la presidenta de Aerolíneas Argentinas, Isela Costantini, que hace un año había dejado la conducción de la filial de General Motors (GM) para asumir el desafío de enderezar las cuentas de la deficitaria compañía estatal. Una CEO emblemática que deja un gobierno en el que abundan sus colegas.
El Ministerio de Transporte, a cargo de Guillermo Dietrich, informó que Costantini se alejó por “razones personales”. Los mismos motivos que esgrimió Blaquier, ex directivo de la azucarera y papelera de su familia, Ledesma, el Grupo Clarín, el banco Goldman Sachs y el fondo Pegasus (dueño de Farmacity, Freddo y el complejo de oficinas Urbana). El ministerio anunció que la ejecutiva nacida en Brasil y de padres argentinos dejará su cargo en las próximas semanas y será reemplazada por Mario Dell’Acqua, actual presidente de la empresa estatal de asistencia en tierra a aviones Intercargo y ex empleado del grupo Techint. “Durante su gestión, Costantini estuvo enfocada fuertemente en la reducción del déficit del Grupo (Aerolíneas), la consolidación de las rutas y de la operación, el refinanciamiento de contratos de renovación de flota y el fuerte foco en el servicio, con récords históricos de puntualidad, entre otros logros”, concedió la cartera de Dietrich en su comunicado.
Pero quienes conocen a Costantini reconocen no sólo motivos personales para dejar la conducción de Aerolíneas. En primer lugar aseguran que fue el Gobierno el que le pidió que diera "un paso al costado", no fue una decisión propia. Su gestión, que comenzó en enero pasado, estuvo plagada de contrapuntos con la Jefatura de Gabinete de Ministros. Ella estaba cansada de tantos tironeos. El encargado de monitorearla era uno de los dos subjefes de Gabinete, Mario Quintana, ex accionista de Pegasus. En teoría no se metía para nada en sus temas el otro subjefe, Gustavo Lopetegui, antiguo CEO de la filial local de LAN, de modo de evitar conflictos de intereses.
En el mundo sindical de Aerolíneas comentan que el Ejecutivo le pedía a Costantini un ajuste que él mismo no había hecho en la adminstración pública. De hecho, el empleo estatal creció en la Argentina de 3,09 millones en diciembre de 2015 a 3,11 millones en septiembre pasado, según la Fundación Germán Abdala. El alza ocurrió tras los despidos iniciales que aplicó Cambiemos en la Nación, provincias y municipios. Los sindicatos le hicieron paros por salarios a Costantini, pero ella evitó librarles una guerra como la que emprendió sin éxito el Gobierno de Fernando de la Rúa y el Estado español, entonces accionista de Aerolíneas, en 2001. En aquel tiempo España pretendía imponer un duro ajuste para después privatizar Aerolíneas, pero se encontró con la resistencia en la calle y con paros de los diversos sindicatos, aunque en particular de los técnicos dirigidos por Ricardo Cirielli. Fueron los mismos gremios que protestaron una y otra vez contra la española Marsans, que llegó a Aerolíneas por acuerdo con su país y que la dejó en la quiebra en 2008.
Sea quien fuere el subjefe de Gabinete a cargo de transporte, le pedía a Costantini que ajustara más el gasto. Quería que se metiera con la maraña de sindicatos que representan a los 12.000 empleados de Aerolíneas, 4.000 más que cuando el Gobierno de Cristina Kirchner la reestatizó en 2008. La ex CEO de GM destacaba que había bajado el déficit de la empresa y la consiguiente necesidad de subsidios de 678 millones de dólares anuales entre 2008 y 2015 a 300 millones en 2016. Así lo dejó constar el director financiero de la línea, Pablo Miedziak, dos días antes del anuncio de la dimisión, en un evento de prensa para contar la rebaja de costos de la financiación de la compra de los 20 Boeing que había adquirido el kirchnerismo. El que reaccionó a esos datos fue el antecesor K de Costantini, Mariano Recalde, que dijo que en 2015 el rojo había bajado a 180 millones y que, por tanto, su sucesora lo había subido.
Otro motivo de peleas entre la Casa Rosada y Costantini radicaba en el plan de Dietrich de autorizar el ingreso de competidores de Aerolíneas en el mercado local, sobre todo el de las 'low cost'. Entre las compañías de bajo costo que planean ingresar al país figuran la nueva Flybondi, de capital local; la irlandesa Ryanair, la noruega Norwegian y la brasileña Azul. También pretenden ampliar su presencia empresas de todo tipo, desde tradicionales hasta 'low cost', desde extranjeras hasta nacionales: la colombiana Avianca, la chilenobrasileña Latam (fruto de la fusión de LAN con Tam), Alas del Sur, Andes, American Jet, la chilena Sky y la norteamericana Southwest.
El 27 de diciembre se celebrará una audiencia pública para discutir la concesión de nuevas rutas a Flybondi, Alas del Sur, Andes, American Jet y Avianca. Se trata de recorridos nacionales e internacionales.
Antecedente. Antes de la dimisión de Costantini se había conocido la de Blaquier. En su momento, la Anses había explicado que la intención del ejecutivo era "estar un año al frente" del FGS para "normalizarlo y transparentar la gestión". La dimisión ocurrió poco después de que una fundación llamada Por la Paz y el Cambio Climático de Argentina lo denunciara por supuesta administración fraudulenta y negociaciones incompatibles con la función pública por un contrato firmado con el emirato de Qatar para administrar inversiones de este país en la Argentina. El 19 de diciembre, la Anses decidió hacer público el convenio, que comenzó a ser cuestionado a partir de un artículo de PERFIL.
Ajuste. El más obsesionado por el recorte del rojo fiscal en el Gobierno parece Lopetegui, que prometió que se cumplirá con la meta del 4,8% del PBI en 2016. ¿Cuáles son los ministerios que más ajustan y cuáles menos? La Jefatura de Gabinete y los ministerios de Modernización, Comunicaciones, Producción, Turismo, Interior, Obras Públicas y Vivienda, Hacienda, Cultura y Ambiente y Desarrollo Sustentable muestran "atrasos significativos" en la ejecución del gasto previsto en los primeros diez meses del año, según la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP). En cambio, las carteras de Energía, Transporte, Ciencia y Desarrollo Social, el Ministerio Público Fiscal, el Poder Judicial y otras obligaciones a cargo del Tesoro (transferencias a provincias y empresas estatales incluidas) "manifiestan grados de avance varios puntos porcentuales al nivel que cabría esperar".
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