La reunión de directorio del Banco Central del 7 de diciembre fue acalorada. Se aprobó aquel día la compra del banco mayorista Interfinanzas por parte de los primos del presidente Mauricio Macri, Fabio y Angelo Calcaterra (25% cada uno), y un empresario llamado Fernando Mauro (50%). Sólo ha quedado un director kirchnerista en la autoridad monetaria, Pedro Biscay, y rechazó la operación. Pero el directorio que preside Federico Sturzenegger lo aprobó.
Biscay se oponía por los antecedentes de los compradores. Fabio Calcaterra había sido dos veces denunciado en 2010 por presunta extorsión. Fuentes cercanas al empresario explican que fueron acusaciones de vecinos de la fábrica de papas fritas congeladas Farm Frites, empresa holandesa cuya filial argentina él presidía. Agregan que ambas causas originadas por cuestiones medioambientales fueron archivadas. En 2014, Farm Frites denunció a Calcaterra por supuesta defraudación. El caso sigue vigente, pero sin imputaciones ni condenas. “Si no, no podría haber sido autorizada la compra”, destacan en el entorno del primo del jefe de Estado.
El currículum de Mauro decía que había sido director de sociedades del grupo Macri y es tesorero de la Cámara de Industrias de Tratamiento para la Protección Ambiental y dueño de una empresa del sector, Marcos Martini SA, y de una aseguradora, Testimonio. Esta aseguradora había sido sumariada en tiempos kirchneristas por la Comisión Nacional de Valores y la Superintendencia de Seguros, pero fuentes cercanas a Sturzenegger recuerdan que nunca fue sancionada. En 2012, cuando Mauro se adjudicó un proyecto de terminal de micros del entonces municipio kirchnerista de Morón, la diputada Margarita Stolbizer lo criticó: “No tiene buenos antecedentes. Hay empresas que con capital de 12.000 pesos compran campos de 5 millones”.
Biscay consideraba que faltaban justificar los fondos con los que compraban el banco de los Angelino. También pidió que el Central controlara de cerca los depósitos y los créditos de Interfinanzas y las empresas de los compradores, dado los malos antecedentes de los 80, cuando quebraron bancos que eran apendices de grupos económicos. Los compradores del banco prometieron en su plan de negocios que lo fondearían con el flujo de caja de las empresas de su propiedad, entre ellas las constructoras de Angelo Calcaterra, Creaurban e Iecsa. Esta última empresa está en venta y hay ejecutivos chinos interesados en adquirirla.
Los directores macristas del Central consideraron que los compradores de Interfinanzas acreditaban las exigencias requeridas para transformarse en banqueros y podían fondearlo con sus empresas y prestarles a ellas mientras cumplieran con los límites habituales impuestos por la autoridad monetaria para evitar riesgos de exposición de cualquier banco con sus sociedades vinculadas. También recordaron que el director kirchnerista había aprobado en 2015 la compra del banco Finansur por parte de Cristóbal López. Aquella vez el Banco Central dispuso un equipo de monitoreo permanente de la entidad del empresario kirchnerista para evitar que se fondeara con recursos de los casinos.
La ex presidenta Cristina Kirchner escribió en Twitter que Interfinanzas tiene una sede en Islas Caimán. No es cierto. Los Angelino cerraron la oficina en ese paraíso fiscal en 2012.
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