Dos textos breves que justifican la comparación con Thomas De Quincey. Como en él, la red del ensayo abarca mucho más que lo que aparenta. La imagen de los ríos entubados que recorren el subsuelo de la capital inglesa, y el registro lateral de la actual codicia y simple aspiración al control total de las redes inmobiliarias y económicas, forman la trama. El resultado rinde mucho más que su extensión, con un estilo que admiraron en su momento J. G. Ballard y Peter Ackroyd, otros dos buceadores en profundidad. Para perfeccionar la entrega, “El sublime topográfico” es un homenaje a William Blake, que habría ofrecido en su obra “los mapas que tenemos que seguir”.
por Elvio E. Gandolfo
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