Las noticias de fábricas que despiden personal o directamente cierran se repiten en las últimas semanas. También las de turistas argentinos que copan las playas de Chile, Uruguay y Brasil, en lugar de las de la costa atlántica bonaerense. Pero al mismo tiempo se prevé que este año el salario recupere algo del 6% promedio que, según la consultora Ecolatina, perdió el poder de compra en 2016. Se trata de fenómeno atravesados por otro, el de un dólar, que está perdiendo valor. ¿Está barato? ¿Se mantendrá así en el tiempo?
Desde que el Gobierno de Mauricio Macri optó por salir del cepo cambiario, en diciembre de 2015, la 'lechuga' subió 61% y la inflación, el 43%, según las agencias provinciales de estadística. El Instituto de Economía y Trabajo de la nueva fundación sindical Germán Abdala considera que el dólar ahora está 10% más caro que en 2015. Y la perspectiva de los bancos y consultoras relevadas por la firma FocusEconomics es que el 'verde' termine 2017 a 18,23 pesos, con una suba del 13%, por debajo de una inflación prevista en el 21%.
“Es verdad que el Banco Central no interviene en el mercado cambiario, pero el endeudamiento externo al que recurre el Tesoro para cubrir el déficit fiscal contribuye a la apreciación del tipo de cambio”, advierte Juan Manuel Telechea, investigador de la Fundación Abdala. La Nación, las provincias y las empresas apuestan a endeudarse en el extranjero, con lo que se genera un ingreso de divisas que más que contrarresta la salida de capitales por la remisión de utilidades al exterior parte de compañías no sólo multinacionales sino también locales y por la continua demanda de dólares por parte de los ahorristas. En 2016, el balance cambiario del Banco Central arrojó un superávit de 12.176 millones de dólares de endeudamiento, pero un déficit de 9.951 millones de inversores que cambiaron sus pesos y otro rojo de 3.106 millones de las ganancias que las empresas envían afuera. “El Banco Central dice que no se mete en el dólar, pero manteniendo alta la tasa de interés influye en su valor”, señala Martín Rapetti, investigador del Centro de Estudios Economía y Sociedad (Cedes).
Un ex presidente del Banco Central y actual militante del Frente Renovador, Martín Redrado, observa que la sobreoferta de dólares también responde a un exceso de liquidez en el mundo, que no se ha interrumpido por los efectos Brexit y Trump. "El Banco Central no tiene capacidad de absorber las divisas que entran por endeudamiento, en un contexto de una economía que crece poco y, por tanto, las importaciones crecen poco. Al mismo tiempo no podés bajar la inflación", señala Redrado, que calcula un alza del 23% en el IPC de 2017, por encima del 17% de meta de Sturzenegger.
"En lugar de hablar de atraso cambiario, yo hablo de desalineamiento cambiario porque la devaluación y el IPC debería converger", advierte Redrado, director de la Fundación Capital, que espera un dólar a 18,30 pesos a fin de año. "Así es como los sectores expuestos a la competencia externa (exportadores y los que sustituyen importaciones, tanto de bienes como de servicios, como el turismo) se ven perjudicados porque se encarecen sus costos en dólares. Pero los ingenieros y analistas de sistemas aún son competitivos. Estamos ante un rebote selectivo de la economía, con crecimiento en sectores no expuestos a la competencia externa, como telecomunicaciones, energía, finanzas y construcción, y en los que se beneficiaron con rebajas impositivas, como el campo. Con el atraso cambiario, la gente siente que tiene más poder adquisitivo, pero es como una droga o anestesia. La recomposición salarial será gradual y no se recuperará este año lo que se perdió en 2016", analiza el 2017 electoral. "La gente seguirá atesorando dólares porque no hay instrumentos de ahorro en pesos para el largo plazo, y no los habrá si no baja la inflación y los bancos no se esfuerzan por innovar."
Mirada británica
En Londres, Edward Gossop, analista de mercados emergentes de la consultora Capital Economics, considera que el peso está sobrevaluado y que, aunque "en el corto plazo puede tener beneficios para el consumo, favorecerá el ingreso de bienes importados y a largo plazo no es bueno". Rapetti, del Cedes, complementa: "Con la apreciación cambiaria sube más rapido el poder de compra, mientras que los sectores transables (los expuestos a la competencia externa) tardan más tiempo en echar empleados, que en parte son absorbidos por los no transables".
Gossop y Rapetti coinciden también a la distancia sobre el persistente atesoramiento de dólares. "Al igual que en otros países emergentes, la gente seguirá ahorrando en dólares hasta que vea que los fundamentos de la economía se recomponen y eso no se da de un día para el otro", opina el analista de Capital Economics. Rapetti observa: "¿En qué activos vas a conservar la riqueza? En la historia de inflación que tuvo la Argentina, el dólar te protegió más que los activos en pesos. Incluso en países que estabilizaron su inflación como Perú el dólar sigue muy demandado".
"No hay razones para pensar que el dólar barato llegó para quedarse por cinco años", continúa el investigador del Cedes. "Ahora tenés acceso al crédito, tuviste reformas en 2016 y éxito del blanqueo, pero en el largo plazo no veo fundamentos para que siga a este precio. Hoy no me parece que estemos obscenamente caros, pero estamos caros desde un punto de vista productivista. Hasta la exportación de software está un poco limitada", contradice Rapetti a Redrado. "La economía puede vivir con este tipo de cambio, pero en el largo plazo si seguimos así van a desaparecer ramas... y la productividad no se mejora de un día para el otro", agrega el economista del Cedes.
Comentarios