El primer paro general que sufrió el oficialismo, el jueves 6 de abril, venía ocurriendo con relativa calma y bastante acorde al guión. Cuando Juan Carlos Schmid, el sindicalista al que puso Moyano en la nueva cúpula de la CGT, toma el micrófono y comienza a dar sus impresiones de la huelga, desconoce que los dos hombres más importantes de la política local lo están estudiando. Increíble, pero real: Jaime Durán Barba, el cerebro del PRO, proyecta la imagen del titular del sindicato de Bragado y Balizamiento en una pantalla para que el mismo Presidente lo vea. Cuando Schmid termina su discurso, y cierra la conferencia que brindó junto a los otros líderes del triunvirato, Durán Barba mira a Macri y le dice: “Este es el sindicalismo que necesitamos”.
Los piropos del gurú ecuatoriano al hombre de Moyano, que le llegaron tanto al Secretario General de la CGT como al camionero, fueron unos mimos dentro de la tensa calma que se vive entre el Gobierno y el sindicalista. La relación de Mauricio con Hugo, que tuvo su clímax durante la campaña electoral del 2015 –“hizo más por los trabajadores que los progresismos”, dijo Moyano en público por esas fechas–, se fue deteriorando con el paso del tiempo. El sindicalista se mostró en desacuerdo, en su momento, con la designacion de Guillermo Dietrich al frente del ministerio de Transporte -había pedido expresamente que no fuera él-, criticó que no se haya eliminado el impuesto a las Ganancias, y se retorció de bronca al ver crecer la figura de Gerónimo “Momo” Venegas, hoy enemigo personal, junto a la del Presidente. “Todo tiene su límite. El Gobierno está tomando acciones contra los trabajadores”, justifica un hombre del riñón de Moyano la creciente distancia. El propio Moyano lo marcó en público durante el último acto del día del trabajador. Aunque suene a frase hecha, hay que entender que para un sindicalista no hay nada peor que la pérdida masiva de puestos de trabajo: es su base de apoyo político.
“Hoy Macri y Hugo hablan a través de intermediarios, pero ninguno de los dos levanta el teléfono por el otro. 'El Negro' está dolido con el Presidente, y cuando se pone así es bravo”, dicen cerca del camionero. Cuando se comunican entre ellos, aseguran en su entorno, se hace de forma pública: de ser así, la última vez que se midieron dos de los apellidos más pesados del país fue a fines del año pasado, en la Quinta de Olivos, donde discutieron el futuro de la AFA y Moyano le trasladó sus inquietudes sobre Ganancias. Sin embargo, el camionero tuvo por lo menos dos reuniones secretas durante el 2016 con Macri. ¿Habrá más? Las inminentes elecciones son seguidas de cerca por el moyanismo. Todos están con la calculadora: si al Gobierno le va mal, les va a dar más fuerza a ellos para ir de frente. Sin embargo, por ahora descartan cualquier paro o medida de fuerza contra el PRO. Hasta ahora, en lo único que Macri y Moyano pudieron ponerse medianamente de acuerdo fue con el fútbol.
Comentarios