Jorge Dotto es médico, patólogo y genetista. Su segundo libro, “El ADN del placer”, fue presentado en la Feria del Libro de este año y es provocativo. Porque habla de los genes, sí, de cómo influyen en lo que las personas consideran como más placentero, sexo, comida, bebida, automóviles y hasta tacos altos, pero poniendo el énfasis en que los genes no lo son todo. Un genetista que admite la influencia del medio ambiente en la regulación de lo que la herencia le dicta a cada persona en cada lugar del mundo. No es común, y representa a la nueva camada de especialistas que saben dónde está el límite de sus afirmaciones y que ven en el estudio del genoma (el juego completo de 25 mil genes que posee cada persona) una posibilidad de adelantarse para cambiar ciertos rumbos, o al menos moderarlos.
Noticias: ¿A qué le llamamos placer?
Jorge Dotto: Es el premio que todos buscamos desde que somos chicos, la recompensa. Cuando somos chicos, puede ser un caramelo o una pelota de fútbol de regalo, a medida que crecemos esas recomenpensas van tomando otras formas. Los placeres que los seres humanos disfrutamos con mayor intensidad son comer, tomar y tener sexo, porque los tres garantizan la supervivencia. Como la percepción de lo que resulta placentero es subjetiva, cada persona tiene una sensación diferente, pero los estudios científicos demuestran que estos son los tres placeres primitivos de los que más disfrutamos los seres humanos.
Noticias: Usted menciona al gen DRD2 como el más asociado al placer. ¿Cómo interviene el medio ambiente sobre el gen?
Dotto: Es clave, porque toda la información que recibimos está influenciada por el medio ambiente, por el entorno, por la crianza, por la educación. A eso le llamamos epigenética, a cómo los factores externos modifican la expresión de genes sin cambiar la secuencia, que está formada por cuatro letras (A, T, C y G). Pero a los genes los podemos prender y apagar como si fueran luces, y para mí lo más importante es que comprendimos que es factible modificar la expresión de genes, algo que antes parecía totalmente inalcanzable. Así se cae el paradigma que consideraba que los seres humanos estábamos determinados completamente por los genes, que teníamos una carga, un peso muy fuerte que recibíamos de nuestros padres y familia. Hoy sabemos que eso se puede modificar a través de la alimentación y con ciertos hábitos. La epigenética cumple un rol fundamental en lo que es la medicina personalizada, porque entendiendo cómo somos nosotros como personas y cómo es nuestro ADN a través de una muestra de saliva podemos comprender qué podemos hacer nosotros para modificar la expresión de genes y en muchos casos con cambios mínimos podemos ayudar a una persona a tener un gran impacto en su vida.
Noticias: Esto implica entonces que es factible modificar los placeres...
Dotto: Sí, al cambiar la expresión de los genes se modifican los placeres. Algo a tener en cuenta es que cuando se satura nuestro sistema interno de placeres el cerebro pude convertirse en adicto. Es por eso que todos los placeres que disfrutamos tienen la potencialidad de convertirse en una adicción.
Noticias: Hay personas a las que les cuesta mucho sentir placer, ¿hay alteraciones genéticas en esos casos?
Dotto: Sí, está comprobado que quienes poseen ciertas variantes genéticas sienten menos placer. El punto importante ahí es que, para compensar, necesitan mayor estímulo y corren mayor riesgo cuando salen a buscar esos estímulos externos que les permitan contrarrestar la falta de placer interno. Esas personas pueden llegar a convertirse en adictas, a sustancias, al sexo, a la comida, al juego, a una variedad de situaciones.
Noticias: ¿Placer es igual a felicidad? En términos genéticos...
Dotto: No, pero están muy relacionados. El placer tiene que ver con el disfrutar vinculado con el deseo, con el querer algo. En la felicidad participa el transportador de otro neurotransmisor, la serotonina. Cada uno de nosotros, en tanto seres humanos, aspiramos a vivir la mayor cantidad de momentos con la mejor posibilidad de cantidad y calidad de felicidad, que está más asociada al bienestar. El placer se interrelaciona con la felicidad, aunque no siempre ocurre que vayan juntos.
Noticias: ¿Uno gatilla a la otra?
Dotto: De algún modo sí, podría decirse que son hermanos. Cuando una persona se siente feliz logra experimentar una sensación de placer mucho mayor y, al mismo tiempo, este placer aumenta la felicidad. Se retroalimentan. Hay que tener en cuenta que hay placeres que nos dan más felicidad que otros, no es todo lo mismo.
Noticias: Hay personas que viven buscando placer de manera constante. ¿En esos casos podemos hablar de que haya algún disturbio de tipo genético?
Dotto: Hay personalidades que son propensas a las adicciones, otras que toman más riesgo y esto hace que posean un espíritu más aventurero y busquen tener una adrenalina constante, porque sienten que nada los satisface. Cuando realizan la acción y lo que están disfrutando se consuma en realidad no sienten placer, sino que encuentran un analgésico transitorio que les permite bajar sus niveles de ansiedad, de estrés, de tristeza, de angustia.
Noticias: ¿Las personas que buscan el riesgo poseen un detonante de ese comportamiento en su ADN?
Dotto: Hay un gen denominado DRD4 que transporta la dopamina, las personas que tienen esta variante hacen una ecuación mental entre el costo y el beneficio y entonces deciden tomar riesgos altos. Aunque no todas son iguales, suelen inclinarse más (por ejemplo) por la infidelidad o por deportes extremos muy riesgosos. Algunas de estas personas son grandes empresarios que toman decisiones a las que otros temerían.
Noticias: ¿Qué sucede con esas predisposiciones negativas que puede contener nuestro ADN?
Dotto: Un ejemplo puede ser el "gen guerrero”. Algunas personas tienen una variante de ese gen, denominado MAOA, que les otorga un mayor riesgo a formar parte de grupos delictivos y tener comportamientos violentos. Pero estudios hechos en los Estados Unidos demostraron que cuando chicos portadores de esta variante genética contaban con una contención amorosa ese peligro no llegaba a expresarse. Ahi vemos cómo la interacción de la genética con el entorno es fundamental. El ADN nunca es determinante.
Noticias: ¿Cuán realizable es en la Argentina una medicina personalizada basada en la genética?
Dotto: Yo soy una persona muy optimista, así que en ese sentido creo que estamos en un muy buen camino porque la gente hoy se interesa por la genética, por cómo alimentarse mejor, por la prevención en la medicina. Es un tema de tiempo, de que en unos años baje el costo de insumos y reactivos. Hoy parece lejano pero es bastante más cercano de lo que nos imaginamos. Es como cuando comenzaron a popularizarse los análisis de sangre, fue algo revolucionario. El objetivo ahora es poder analizar el genoma completo de una persona, sus 25 mil genes, por menos de mil dólares.
Noticias: Se describió como una persona optimista. ¿Hay algun “gen del optimismo”?
Dotto: ¡Sí! hay uno relacionado con la confianza y el optimismo. Se vincula con la hormona oxitocina, la llamada "hormona del amor".
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