El éxito del reggaeton tiene que ver con muchos aspectos. Uno en particular pudiera ser el creciente poder adquisitivo de la comunidad latina en los EE.UU., muy a pesar de lo que otros sectores y grupos políticos quieran o mantengan. Los latinos en los EE.UU. consumimos mucha cultura y eso impacta de enorme manera sobre el mercado, llegando a liderar tendencias.
Cuando favorecemos algo en masa, se mueve el mundo. En Asia, en sitios como Corea del Sur o Japón, el reggaeton se comienza a escuchar y la latinidad, así sea llena de clichés provenientes del reggaeton, está logrando mayor popularidad. Y Asia es el presente y futuro del mundo, pues representa el mercado de mayor peso y potencial.
Aparte de eso, la música latina se vende bien en Europa. Dado el mal momento político de los EE.UU. y el hecho de que el hip hop sea más apetecible a comunidades europeas marginadas, la popularidad del reggaeton, un género mucho menos exigente en materia identitaria, es de esperar.
En otras palabras, es un género musical con mayor atractivo para gran variedad de clases sociales, pues sus letras no suelen ser un portento de profundidad o de crítica social y la música está diseñada para metérsele a uno en la cabeza casi de manera subrepticia.
Éste es el caso particular de “Despacito”. Uno la escucha una o dos veces y, antes de haberse dado cuenta, ya la está tarareando de forma casi subconsciente. En eso radica la magia de un buen productor de reggaeton. Los latinos están orgullosos, pues hasta los chicos anglosajones escuchan “Despacito”.
* Doctor en lenguaje hispano y Director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgia (EE.UU).
por Héctor Fernández L'Hoeste
Comentarios