"Alguna vez soñó con defender a la patria”. Esa es la frase que se repite entre los familiares de los 44 tripulantes al servicio del Ara San Juan. Personas de entre 25 y 45 años. Jóvenes que en algunos casos llegaron desde el interior del país, apostando a un mejor futuro, y otros tantos que soñaron con seguir el legado familiar de entrar a las fuerzas armadas.
Historias mínimas y trascendentes a la vez, como la de la única mujer presente en el submarino, la misionera Eliana María Krawczyk. Con 35 años, se convirtió en la primera oficial submarinista del país y de Sudamérica. Nacida en Oberá, se convirtió en oficial de la Armada en el 2009, y en diciembre del 2012 fue la primera oficial submarinista en graduarse de la Escuela de Submarinos y Buceo. “Duermo con siete hombres más en un camarote en el que solo hay cuchetas. Mi próximo desafío es llegar a ser comandante”, decía hace algún tiempo.
Otra historia conmovedora es la de Hernán Ramón Rodríguez, suboficial primero maquinista en el Ara San Juan. Nació en General Alvear y lleva dos décadas en la Armada Argentina. Se recibió de submarinista y navegó por dos años en el "San Juan" y ocho años en el "Santa Cruz". También recorrió los mares en la Fragata Libertad en el 2001. Su nombre también se hizo conocido en los medios en el 2012 junto al de Enrique Castillo, cabo principal del San Juan, por ser dos de los miembros de la dotación anual de la base Orcadas en la Antártida, la más antigua del país. En aquella oportunidad, un guardaparques que formaba parte de los 17 miembros, denunció en las redes sociales que se estaban quedando sin víveres y combustible. Por ello, habían empezado a comer alimentos vencidos. Finalmente, el avión Hércules les llevó comida.
Marcados por la tragedia. Dentro de los trece suboficiales a bordo del Ara San Juan estaban los nombres de Celso Oscar Vallejos, marplatense, y el de Cayetano Hipólito Vargas, sanjuanino de 45 años. Aunque la historia de vida que más cobró fuerza en las últimas horas es la del suboficial principal Javier Alejandro Gallardo. Por casualidades de la vida, no es la primera vez que la familia Gallardo vive la incertidumbre de tener a un hijo atrapado en una embarcación de este tipo. Es que su padre, Francisco, estuvo sumergido durante 39 días en el ARA San Luis durante la guerra de Malvinas. Fue aquel que debido a inconvenientes técnicos, debió quedarse oculto de los británicos en las profundidades del mar. Javier heredó esa misma pasión y tiene una extensa carrera en la Armada gracias a la cual incluso estuvo en la Antártida. Hoy los Gallardo viven su momento más duro. Al igual que la familia del capitán a cargo el San Juan, Pedro Martín Fernández. Antes de partir a Ushuaia, el tucumano de 45 años le había dicho a su madre Emma que este sería “su último viaje en el submarino y después se quedaba en tierra”. Nadie imaginaba que este podía ser, para él y el del resto de los miembros del Ara San Juan, el último viaje de sus vidas.
por Daniela Bianco, Giselle Leclercq
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