El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, abrió el martes 22 el foro de Davos con un escueto discurso. Pero mientras despliega su imagen exitosa ante los líderes del mundo, en un juzgado de Río de Janeiro se está llevando a cabo una investigación por corrupción en la que está involucrado su hijo Flávio.
Paradojicamente, uno de los éxitos de la campaña de Bolsonaro había sido la promesa de ir a fondo contra la corrupción y espantar así el fantasma del “Lulismo" que se llevó puesta también a Dilma Rousseff.
Depósitos. El Consejo de Control de Actividades Financieras (COAF) vio sospechosa una serie de depósitos hechos en la cuenta de Flávio Bolsonaro realizados entre junio y julio de 2017, cuando el hijo del flamante Presidente era diputado por Río de Janeiro. Se hacían en las fechas en que se pagan los sueldos de los asesores parlamentarios y con montos muy similares a esos pagos. Fueron 48 depósitos por 96 mil reales: unos 30.600 dólares.
Fabricio Queiroz, asesor de la familia Bolsonaro, era el encargado de realizar los pagos, siempre en el mismo cajero ubicado en la Asamblea Legislativa de Río.
“Soy el mayor interesado en esclarecer todo”, declaró Flávio. Sin embargo, solicitó que se suspenda la investigación hasta después de su asunción como senador. La corte Suprema de Justicia dio lugar a su pedido y Queiroz nunca se presentó a declarar argumentando problemas de salud.
En su defensa, el hijo del Presidente aseguró no tener conocimiento sobre las operaciones de Queiroz y alegó que su movimiento financiero de los últimos años estaba relacionado con la compra y venta de inmuebles. Un pago en efectivo de 100 mil reales justificaría 48 depósitos hechos en su cuenta corriente. Y luego Flávio contraatacó: aseguró que la investigación publicada por O’Globo sería una persecución hacia la figura del padre.
En Davos, Jair Bolsonaro afirmó que si su hijo "se equivocó y se prueba" defenderá que él "pague por ello”. Sérgio Praça, investigador del Centro de Política y Economía del Sector Público (Cepesp) de la Fundación Getulio Vargas, explicó: “culpar a los medios y a las instituciones anti-corrupción por las acusaciones lo haría ver muy débil como presidente”.
Asesinato. Jefferson Miola, analista político, indicó que esta denuncia confirma las sospechas de ilícitos que siempre hubo contra la familia presidencial. Flávio también está investigado por sus vínculos con la Oficina del Crimen, un grupo paramilitar de Río de Janeiro cuyos jefes son sospechosos del asesinato de la concejala Marielle Franco (PSOL).
O’Globo publicó la relación laboral del hijo del Presidente con familiares del capitán Adriano Magalhães de la Nóbrega que es, según la Fiscalía, el “jefe” de la Oficina del Crimen. Es que su esposa e hija fueron empleadas de Flávio cuando él era diputado.
En un tweet, Flávio confirmó que formaban parte de su plantel, aunque quitándose responsabilidad: "La empleada que aparece en el informe fue contratada por indicación de mi ex asesor Queiroz, quien supervisaba su trabajo". Estas denuncias pueden derivar en una crisis profunda. Y algunos especialistas concluyen en que hasta podría terminar en impeachment al presidente Bolsonaro.
También te puede interesar
por Soledad Beato
Comentarios