El pasado 2 de febrero Donald Trump anunció el retiro de los Estados Unidos del Tratado sobre las Fuerzas Nucleares Intermedias, conocido en el ámbito internacional como INF por sus siglas en inglés. La reacción de Putin no se hizo esperar tomando una medida similar. Se estableció así un plazo de seis meses para el proceso de salida, que vence a principios de agosto.
Con esta errónea decisión se destruye lo que ha sido una pieza clave del control mutuo de los arsenales nucleares entre los dos estados poseedores del 90% de las armas.
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El INF es un tratado vinculante firmado por Ronald Reagan y Mijail Gorvachov, que entró en vigor en 1988. En aquel momento ambas potencias se comprometieron a eliminar de forma verificable todos sus misiles de alcance corto e intermedio, en el rango de los 500 a 1.000 km, y de 1.000 a 5.500 km, a ser disparados desde bases terrestres. Acompañando la distensión post Guerra Fría se eliminaron en ambos países 2.692 misiles de estas características, muchos de ellos aptos para portar cabezas nucleares.
Ya en 2007, 2014 y 2017, EE.UU. denunció, dentro y fuera de la OTAN, violaciones del Tratado por parte de Rusia. Como réplica, Rusia acusó a Estados Unidos de violar el Tratado con el despliegue de defensas misilísticas en Polonia y Rumania, y el desarrollo de vehículos aéreos no tripulados, percibidas por Moscú como de ofensiva.
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La eliminación de tales instrumentos sin el reemplazo por otros superadores genera peligrosos vacíos que llevan a una gran inestabilidad internacional.
*Física argentina, experta en seguridad internacional. Preside NPSGlobal.
por Irma Argüello
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