Fiel a su estilo de iniciar las negociaciones dando un portazo, el presidente de Estados Unidos abandonó hace quince días el tratado nuclear con Rusia, por los supuestos incumplimientos de estos. La respuesta de Vladimir Putin fue inmediata: también se salía. Y desde entonces, la escalada en las amenazas entre ambos países se acercó a niveles que no se registraban desde el fin de la Guerra Fría (que selló paradójicamente dicho tratado).
En la última semana Putin fue más lejos y dejó en claro que no le temblará el pulso a la hora de tomar la contraofensiva, y aseguró que si Estados Unidos despliega misiles en Europa apuntará a Washington. “Rusia estará obligada a desplegar armamentos que podrán ser utilizados no solo contra los territorios de donde viene la amenaza directa, sino también contra los territorios donde se encuentran los centros de decisión del uso de misiles que nos amenazan", declaró el mandatario en su discurso anual sobre el estado de la nación.
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Rearme. La salida del tratado sobre Armas Nucleares de Medio Alcance (INF) aumenta la posibilidad de una nueva carrera armamentística de tipo nuclear y de escala mundial.
Mientras Trump y Putin se pelean entre ellos, China desarrolla una industria militar de lo más poderosa; Japón se arma contra Corea del Norte (acaba de comprar un portaviones); e Irán, Israel, India y Pakistán suman misiles de crucero terrestres para apuntarse entre sí.
Guillermo Galea, Lic. en Relaciones Internacionales -especialista en Eurasia- explica a NOTICIAS: “Este tipo de acuerdos encierran un contexto histórico. Una vez superada cierta barrera, caducan, y sólo resta que mandatarios dispuestos a pagar el precio político en el escenario internacional asuman la responsabilidad de darlos por concluidos”.
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Si bien Estados Unidos no ha destacado en el área armamentística en el último tiempo, sí ha tenido una mayor movilización en la creación de nexos de dominación: desde la introducción forzada de marines en Afganistán (operación que fue apoyada por los miembros de la OTAN); pasando por el conflicto en Siria; y ahora ante la amenaza de una "intervención “humanitaria” a Venezuela.
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Y lo motivó los enojos rusos: el sistema de defensa de AEGIS (misiles de contraataque) se está instalando en muchas bases norteamericanas en Polonia y Rumania.
En otros frentes, las tensiones en Cachemira entre paquistaníes y musulmanes generan un riesgo de conflicto en cualquier momento; y la carrera armamentista de China y Corea del Norte ponen en alerta a Japón y su aliado EE.UU. Proliferación de focos de conflicto entre países con arsenales nucleares actualizados y en plena producción.
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Riesgo. “Hay riesgo real de una guerra global por error o por intención. Estamos en uno de los momentos mas críticos, particularmente desde el punto de vista nuclear. La inversión en armas y la disminución de los controles sumados a los pocos mecanismos diplomáticos, que no han dado pasos significativos, para la eliminación del arsenal nuclear”, alerta Jans Fromow-Guerra, fundador de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (AIMPGN).
“La salida de ambos países del tratado es el resultado de otros conflictos estratégicos entre Estados Unidos y Rusia, incluidos Ucrania, Siria y el Medio Oriente”, contextualiza el Dr. Ely Karmon, investigador principal en el Instituto Internacional de Lucha contra el Terrorismo (ICT).
Cerca de 9.600 ojivas nucleares estarían activas y las demás a la espera de ser desmanteladas. Estados Unidos y Rusia son los dos mayores poseedores de armas nucleares.
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De las 15 mil armas nucleares que existen en el mundo, el 90% están bajo el control de EEUU y Rusia que tiene bajo su poder 6800 ojivas nucleares. EE.UU posee 6550, Francia 300 y China cuenta con 280. Le siguen Reino Unido, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte
Inversiones. La carrera armamentista no se detiene. Si “el dinero nunca duerme", el motor detrás de esa carrera ininterrumpida del dinero son las armas: "Los dirigentes cambian y las crisis se superan pero lo que nunca paró fue el desarrollo, compra y venta de armas y los dos que más gastan en esto son Rusia y EEUU", insiste Fromow-Guerra.
EE.UU. es el país que más invierte en el área militar, casi US$ 610.000 millones (un 3,1% de su PIB). China marcha segundo con US$ 228.000 millones (un 1,9% de su PIB). Y Rusia completa el podio: US$ 67.000 millones al año (un 4,5% del PIB). "El plan de Estados Unidos para los próximos 30 años en gasto nuclear exclusivamente, es de un billon de dólares”, llama la atención Fromow-Guerra.
En el caso de Rusia, tras haber superado las crisis económicas, Vladimir Putin tiene más libertad de gastos en el área militar (desde que volvió al Kremlin en 2012), y es según sus propias bravuconadas, capaz de volver a ganar la carrera armamentista a EEUU.
“¿Saben contar? Deberían registrar las nuevas armas de Rusia y tomar decisiones basadas en estos cálculos", se entusiasma Putin: la invasión de Crimea y la aventura militar en Siria levantaron su maltrecha popularidad. Tanto que hace caso omiso a las sanciones económicas.
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Y Beijing corre a la par, consolidando al gigante asiático como potencia: se prepara para hacer frente al eventual desafío de Estados Unidos o Rusia. Desde 2000 a 2016, el presupuesto militar chino creció anualmente más del 10%.
Las consecuencias humanitarias de una conflagración con armas nucleares, por más pequeña que sea y en el lugar más recóndito, significarían hambruna y un cambio climático drástico.
El multilateralismo es la única herramienta para poner un fin a la carrera armamentística. Pero hoy los líderes de las principales potencias han dado marcha atrás en ese sentido. El tratado INF fue útil en el contexto de Guerra Fría, pero la era actual requiere de un compromiso mayor, acorde a las nuevas tecnologías bélicas.
por Soledad Beato
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